¿Dónde está el cambio de ciclo que pronosticó Alberto Núñez Feijóo? El expresidente gallego ha vuelto ha equivocarse y a fracasar. La gaviota popular ha vuelto a volar demasiado bajo. Su estrategia electoral, perfectamente diseñada y planificada al milímetro con muchísimos recursos económicos y sus buenas previsiones en las encuestas, han vuelto a hacer aguas. Pensaba, como en el cuento de la lechera que el PP sería esencial para la gobernabilidad de Euskadi tras las elecciones; que ese buen resultado lo fortalecería en las catalanas y que ya todo sería coser y cantar para las europeas. Con estos mimbres lo de llegar a La Moncloa sería cuestión de meses, pero luego se despertó y comprobó la realidad. A las primeras de cambio, el líder del PP se ha estrellado. Su batacazo del domingo ha resonado en toda España.

Feijóo no conoce la capacidad política de Pedro Sánchez. Cuando el aún líder del PP cree que, con sus bulos, sus fakes, su discurso permanente del odio y de la división entre españoles tiene contra las cuerdas al presidente del Gobierno, va y obtiene los terceros peores resultados de la historia del PP en Euskadi, mientras el PSOE obtiene los mejores desde 2012. Feijóo ha vuelto a perder frente a Pedro Sánchez. ¿O dirá también ahora que no será lehendakari porque no ha querido?

El expresidente gallego aspiraba a tres objetivos en las elecciones vascas, pero ha perdido en todos ellos y vuelve a quedar en la irrelevancia. El primero, era ser decisivo en el futuro gobierno vasco. Esto es, o entrar en el gobierno o ser necesario para la gobernabilidad. No ha conseguido ni lo uno ni lo otro. El PP apenas mejora su desastre electoral de 2020. Su porcentaje de voto está por debajo de los dos dígitos. Solo ha conseguido el 9,1% de los votos. El PP sigue siendo un partido residual en Euskadi. Y se queda cinco parlamentarios por debajo del PSOE.

El PP no ha conseguido ser decisivo, pero tampoco consigue su segundo objetivo, que era laminar a Vox. Feijóo pretendía quitarle a Vox cualquier representación parlamentaria en Euskadi. Trataba de dar la imagen de que eran ellos el único partido de derechas en el País Vasco. Pues tampoco lo ha conseguido. Su intento de escenificar el debilitamiento de la ultraderecha le ha fallado. Vox obtiene representación en Álava y crece electoralmente en 5.000 votos. Los próximos años le dará muchos dolores de cabeza al PP. ¡Ni en sus peores sueños Feijóo esperaba este escenario!

Y el tercer gran objetivo -y principal- de Feijóo era que el PSOE se hundiera, o al menos que obtuviese unos malos resultados electorales. Incluso se frotaban las manos cuando los trackings internos del PP hablaban de un posible “sorpasso” del PP al PSE. Se equivocaron de todas todas. ¿Dónde esta la ola de cambio de la que hablaba el PP? Los socialistas han obtenido su mejor resultado desde 2012. Han conseguido 149.000 votos, 27.000 votos más que en las últimas elecciones. Uno de cada seis vascos ha votado socialista. El candidato del PSE-EE Eneko Andueza ha crecido dos escaños y será decisivo para el gobierno en el País Vasco. Gran trabajo el realizado también por José Luis Rodríguez Zapatero, que se está dejando la piel haciendo frente a los duros ataques que recibe el PSOE.

La estrategia de acoso y derribo puesta en marcha por la derecha económica, mediática y política contra el presidente Pedro Sánchez no les ha dado resultados. El PSOE ha salido reforzado y ha ganado en un contexto complicado con unos resultados que no esperaban ni los más optimistas. Además serán la llave de gobierno en Euskadi, lo que representa una garantía de estabilidad para el presidente Pedro Sánchez.

Feijóo no ha conseguido absolutamente nada de lo que pretendía. No puede sacar pecho. Ha naufragado. No sabemos si ahora tendrá la tentación de llamar terroristas a miles de vascos a partir de estos resultados, pero en cualquier caso, desde el domingo no habrá dormido muy tranquilo.

No habrá dormido muy tranquilo, porque en una lectura más amplia, el 85% de los vascos han votado a partidos que apoyan el gobierno de coalición de Pedro Sánchez. Mientras PP y Vox se quedan en un raquítico 11%. ¿Qué supone esto? Esto supone que Feijóo y los suyos tienen un problema y es que no entienden la pluralidad de nuestro país.

No habrá dormido muy tranquilo porque sabe que Ayuso le está restando. No tiene la valentía de pedirle la dimisión para no acabar como Casado, pero conoce perfectamente que las mentiras, la soberbia y la irresponsabilidad de la presidenta madrileña le están pasando factura.

No habrá dormido muy tranquilo porque sabe que Pedro Sánchez ha salido reforzado de las elecciones vascas y ha cogido impulso para las elecciones catalanas, que se le presentan muy complicadas a Feijóo. Para empezar el candidato popular, Alejandro Fernández, nunca fue la mejor opción electoral del expresidente gallego. Y además, porque sectores del PP ya están criticando la campaña vasca y piden una reflexión de cara a las elecciones catalanas. Saben que otro tropiezo en mayo supondría un escenario complicado para las europeas de junio. Nervios, muchos nervios.

No quiero terminar este artículo sin una reflexión sobre Sumar y Podemos. Deben hacérselo mirar. Sus peleas de patio de colegio hacen daño a nuestro país porque ponen en riesgo todos los avances sociales, en derechos y libertades conseguidos en los últimos años en España. Su división no suma y así no podemos. En este escenario solo sale beneficiada la derecha y la ultraderecha.

Feijóo sale de las elecciones vascas mucho menos optimista de lo que entró y Pedro Sánchez sale mucho más optimista. Feijóo sale más irrelevante y Pedro Sánchez más fuerte. Feijóo sale con más dudas y Pedro Sánchez con más certezas. En solo un mes sabremos qué votan los catalanes, pero un nuevo pinchazo le pondrá a Feijóo muy difícil continuar al frente del PP. Otro motivo más para apoyar a Salvador Illa como futuro presidente de la Generalitat.