Todo esto, sin embargo, se le vino abajo de forma imprevista al líder de la derecha, Aznar, aquel 14 de marzo de 2004, como consecuencia, sobre todo, de su nefasta gestión del 11-M. Es evidente, desde luego, que el PP mantiene a día de hoy una amplia distancia respecto al PSOE, según la inmensa mayoría de las encuestas. No obstante, Rubalcaba se encuentra muy por encima de Rajoy en casi todos los sondeos. Ayer, en su espectacular debut oficial como candidato, Rubalcaba subrayaba con toda razón: “En esta campaña electoral, nada está escrito ni decidido de antemano.”

Ciudadanos de a pie
Por cierto, no resulta excesivo afirmar que el debut de Rubalcaba fue “espectacular”. Su discurso se centró en los graves problemas que aquejan a la ciudadanía de este país. Pero no sólo diagnosticó
tales problemas, sino que procuró aportar terapias razonables, no exentas de audacia. Fue un discurso dirigido más a los ciudadanos de a pie que no a las élites.

Juego de equilibrios
Señaló que él era “ambicioso” y en paralelo “realista”. Es decir, que formuló de algún modo una síntesis entre la utopía y el pragmatismo, dos factores esenciales cuya fusión ofrece a veces resultados positivos a través, eso sí, de un complicado juego de equilibrios. Antonio Gramsci, que murió en abril de 1937, tras años de cárcel en la Italia de Mussolini, apelaba al optimismo de la voluntad sin olvidar el pesimismo de la inteligencia.

“Progresista”
Desde ELPLURAL.COM, que es un periódico que se autodefine, sin tapujos, “progresista”, consideramos muy pertinente el discurso del candidato Rubalcaba, que incluye un inequívoco giro hacia la izquierda socialdemócrata. Los impuestos a los grandes patrimonios, la propuesta de que los bancos “den una parte de sus beneficios para crear empleo”, la firmeza en la defensa a ultranza de la sanidad pública española, la continuidad y mejora de la educación y, en todo caso, la protección sin fisuras del Estado del Bienestar vertebran el programa socialista ante las elecciones generales.

El 15-M
Y todo ello va acompañado de proyectos destinados a fortalecer la democracia -modificando las leyes electorales- frente al poder de los mercados y de las agencias de calificación. Este discurso no ignora deliberadamente lo que se ha convenido en denominar el movimiento de indignados 15-M. Asistimos, pues, a un cambio de rumbo –no traumático en relación con el Gobierno socialista actual- que intenta reconciliar al PSOE con sus votantes doloridos, airados y atribulados por la crisis.

En tromba
Rubalcaba ha salido en tromba y parece que va a por todas. No es suficiente salvar los muebles porque, entre otras razones, la riada del 22-M se llevó muchos muebles y apenas quedan. Hay que ganar. La extrema derecha mediática titulaba ayer en portada: “Rubalcaba deja el Gobierno para liderar “la campaña más sucia” de la democracia”. Empiezan a estar nerviosos y se agarran, como siempre, al insulto. ¿Temen que Aznar se vuelva a equivocar? Entre Rajoy y Rubalcaba no hay color y menos en un cara a cara televisado. Ni en la forma ni en el fondo de los argumentos de uno y otro. ¿A que el PP se negará como sea al debate entre Rajoy y Rubalcaba? Tiempo al tiempo.

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM