El impacto económico de la pandemia mundial del COVID-19 nos afecta a todos. No es una novedad, pero quiero incidir en cómo, incluso antes de que se decretase el Estado de Alarma, la cascada de anulaciones de conciertos, representaciones, presentaciones de libros y conferencias, golpeaba a las gentes de la cultura de forma adelantada. Un sector ya maltratado, sistemáticamente, por las instituciones y usuarios, faltos de apoyos y de concienciación ante el mucho esfuerzo que conlleva sus -(nuestras)- formas de vida; lo que se enriquece la sociedad de su talento y marca como país, y el daño que hacen la piratería, la falta de unas leyes realmente incentivadoras y protectoras del sector, y el respeto por su labor en redundancia de todos. Profesionales que, salvo excepciones, y sólo en periodos de bonanza, no suelen nadar en la abundancia, sino que son víctimas del desconocimiento, los sacrificios, los impagos de instituciones, multinacionales,  y administraciones, el maltrato y hasta el desprecio de la sociedad por ignorancia de su oficio, que ponen de nuevo, su esfuerzo, al servicio de los otros. Más allá de la frase, cada vez más manida y vacía, de los representantes políticos en campaña electoral sobre la cultura, que luego no se concreta en nada, sus gentes demuestran, una vez más, su compromiso con la sociedad y sus problemas, con los otros, y su servicio público. 

Nada más decretarse el estado de alarma, y a través de la ventana al mundo que suponen las redes sociales, toda una marea de solidaridad se puso en marcha a través de ese escaparate que llevamos casi todos en nuestros dispositivos móviles. Tras el “Hashtag”  #Yomequedoencasa algunos de los artistas más conocidos, y también los menos, pusieron su tiempo y talento al servicio de acompañar la soledad de los otros. Aunque figuras de talla internacional como Bono de U2, o la italiana Laura Pausini, entre otros muchos figurones del panorama de la canción están en ello, quiero centrarme en los autores españoles por ser, los primeros en iniciar esta dinámica mundial, y por su generosidad no reconocida habitualmente. Rozalen, Zenet, Diana Navarro, Valderrama, Coque Malla, Clara Montes, Nacho Campillo, Pilar Boyero, Aurora Guirado, Jorge Drexler, entre otros muchos, han ofrecido conciertos en “streaming” o en rigurosísimo directo desde sus casas.  Canciones escritas a propósito por el maestro Alejandro Sanz, con el nombre de  “El Mundo Fuera” o la presentadora Lucía Gil, “Volveremos a Brindar”, también alguna de compositores e intérpretes menos conocidos como el joven Eloy Delez con su hermoso tema “Ya queda menos”, ponen ánimos en el horizonte difícil y sin precedentes de esta enfermedad que está golpeando el mundo.

Ha querido el azar que el pico de contagios y muertes empiecen a subir en los días en los que el mundo celebraba la entrada de la primavera y el día Mundial de la Poesía. Sus protagonistas, los poetas, tampoco han querido permanecer al margen, con iniciativas como #yomequedoencasaleyendo #quédateencasaqueyoteleo #Poesíaensofá o #versoscontralosvirus que ha concitado la lectura de muchos poetas a través de los medios, invadiendo de versos y emociones las redes con poemas propios y ajenos. A las voces de Raquel Lanseros, Juan Cobos Wilkins, Antonio Praena, Virginia Navalón, Julia Uceda, Jorge Pozo Soriano, Diego Medina Poveda, Marwan etcétera, también se han sumado rostros conocidos, significados por su amor a la poesía, como Sandra Barneda, Miguel Poveda, Jaime Lorente, entre otros muchos, que han utilizado el poder sanador de las palabras poéticas para inocular esperanza y humanidad en los que están padeciendo, bien de aislamiento, bien la enfermedad o la espera por sus seres queridos en los hospitales y en los centros de la tercera edad de todo el país.  Muchas de las plataformas editoriales de grupos como Planeta, Penguin-Random House, Anaya, Roca editorial, entre otras muchas, están poniendo a sus autores y obras a disposición gratuita de los lectores, así como organizando iniciativas de lecturas con ellos. Agencias literarias como Editabundo, con su creador Pablo Álvarez a la cabeza y  David de Alba, suben, cada día, un relato o un poema de sus autores a redes y su página oficial y los envían con su magazine digital a los pacientes del hospital Sagrado Corazón de Barcelona. Daniel Fopiani, Brisa Fenoy, Alejandra Parejo, Claudio Cerdán, David Jiménez, María Asunción Mateo, están acompañando en este trance a pacientes y sus familiares. Situaciones tan extremas y dramáticas sacan lo peor de nosotros pero también, afortunadamente, lo mejor. Esta crisis va a dejar huellas en nuestra memoria colectiva como especie, y una forma distinta de mirar a los otros, de valorar a los otros y lo que es importante. El compromiso de los profesionales médicos, sanitarios, logísticos, de Fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, los sitúan en posiciones de primera fila. De héroes. Junto a ellos, todos aquellos que luchan por hacer anónimamente del mundo un lugar mejor. Estaría bien que, cuando esto pase, lo recuerden quienes se descargan ilegalmente la música, las series, las películas o los libros. Hacen daño a personas que han estado sin ningún otro interés que dar calor y acompañar a su lado, en los peores momentos. Con ellos, poniéndole música, palabras, rostro y voz, el compromiso de la cultura y sus gentes, que vuelven a darle valor al adjetivo “Humano”.