Pero en otras épocas, como en la gran crisis bancaria iniciada en los últimos años setenta, los bancos adquirientes pudieron apoyarse con alguna aproximación a la realidad gracias a la eficacia de los inspectores del Banco de España, la entidad reguladora y vigilante.

En aquella crisis, que iniciada en los últimos años de la década de los setenta alcanzó toda la década siguiente con estribaciones en los 90, con la intervención de Banesto desaparecieron por muerte o absorción medio centenar de entidades.

Pero nunca se había llegado, ni de lejos, al escándalo del desfase entre  la valoración de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) realizada actualmente por nuestro banco central gobernado por Miguel Ángel Fernández Ordóñez en relación con la estimación hecha antes de entrar a fondo en la caja alicantina por el Banco de Sabadell.

El consejero delegado del banco catalán, Jaime Guardiola, aseguró ayer que la pérdida esperada en la caja "se acerca más a 17.000 millones de euros que a los 5.500 millones" que es la cifra indicada por el Banco de España tras la auditoria realizada para el supervisor bancario por Ernst & Young.

Jaime Guardiola aseguró medio en broma y medio en serio que entre dichas cifras está la de 12.000 millones de euros. O sea que qué más da cinco mil millones de euros arriba o abajo; billón de pesetas arriba o abajo.

La cartera de activos dudosos de la CAM es de 24.000 millones de euros, mayormente aplicados a la actividad inmobiliaria y a majestuosos saraos de la Generalitat Valenciana.

Recuérdese que el Banco de España intervino la Caja llevando a su comando inspector el pasado 22 de julio     y que fue adjudicada al Sabadell en subasta el pasado 7 de diciembre.

Durante diez años, el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), una especie de seguro mutuo bancario creado en la aludida crisis de finales de los setenta tendrá que hacerse cargo del 80 por ciento de las pérdidas que afloren, dejan do el resto para que las asuma el Banco Sabadell.

Es de esperar que calibremos el agujero de la caja alicantina antes de que transcurra la década.

José García Abad es periodista y analista político