Nos dejó Steve Jobs, y no por anunciada su muerte ha sido menos trágica para un mundo necesitado de gente que ponga por delante la esperanza al conformismo. El optimismo a la negatividad que campa a sus anchas por un planeta cuyo pulso se altera cada mañana al ritmo que marcan gráficas que sólo entienden los elegidos. A las dudas sobre la marcha de la empresa que el genio creó en el garaje, Apple, ha respondido RIM, la propietaria de las Blackberrys, con un desastre sin paliativos que allana el camino para el Iphone de la manzana y los teléfonos basados en el sistema operativo de Google, Android. La resistencia numantina que algunos hemos mantenido desde que Jobs puso en el mercado su terminal se va desmoronando poco a poco. Uno se cansa de ver como el compañero de al lado mueve la pantalla con el dedo sin mayores problemas, mientras en mi aparato sale un reloj que impide cualquier acción, menos la de extraer la batería para provocar el reinicio. Unos minutos de indignación viendo la barra de carga, para poder de nuevo acceder a nuestro correo electrónico. Cansino. Cruel la mirada amiga con sonrisa burlona, que te taladra con la superioridad que otorga el sentimiento de pena.

Blackberry cayó el lunes. Ayer martes volvió a arrastrar por el lodo sus sistemas, y con ellos a millones de usuarios perplejos e indignados. Samsung aplazó la presentación de su nuevo móvil, el Nexus Prime, tras conocerse el óbito de Jobs. No deben preocuparse los actuales gestores de Apple. Muchos ya corren hacia sus tiendas para comprar un Iphone, ya sea el nuevo modelo o el anterior. Para el caso da lo mismo. No hay nada como que tu competencia responda a las incertidumbres que genera una pérdida tan enorme con un desastre como el protagonizado por Blackberry. No tiene precio, y no es frase hecha. El nuevo Iphone 4S superó tras su presentación el millón de pedidos en un día. El precio del aparato rondará los 400 dólares. Hagan la cuenta, que a mí me da la risa...

Ion Antolín Llorente es periodista y blogger
En Twitter @ionantolin