Esta bien. Basta de secretismos e insinuaciones. En casa del periodista, permitan que mantengamos este nombre sí, en la sombra, se reúnen José María Aznar y su esposa, aún no oficialmente, pero ya sí a punto de convertirse en la primera autoridad del Ayuntamiento de Madrid junto a otros pocos comensales. Entre ellos el personaje que ha provocado la cena, y que Aznar quiere conocer, Charles Moore… el biógrafo oficial de Margaret Thatcher.

Y en un momento de la cena se deja de hablar de Thatcher, y de Aznar… y se habla de la inminencia de la llegada al cargo de máxima autoridad de Madrid de Ana Botella. Momento que el expresidente y esposo aprovecha para dictar una de sus sentencias contundentes: “Ana no será alcaldesa… Será alcalde. Porque la alcaldesa es…, la mujer del alcalde”.

Ya saben lo que dicen los psicólogos: Las palabras que utilizamos cada uno reflejan nuestra forma de pensar y de vivir. Por ejemplo, y de manera muy clara, en los asuntos de género… Y la lógica de Aznar al preferir una palabra y no la otra muestra su forma de pensar. Y de vivir. Además, por cierto, en este caso de desconocimiento. Porque basta para ir al diccionario para leer: “Alcaldesa.1.f. Mujer que ejerce el cargo de alcalde.2.f. coloq. Mujer del alcalde”.  Por cierto, con la forma de pensar de José María Aznar… ¿cómo debería ser la palabra con la que referirse al marido de la alcaldesa?... ¿Alcaldeso?