Albert Rivera anuncia que le gustaría que Manuel Valls fuera su candidato para la alcaldía de Barcelona en 2019. Valls fue primer ministro en Francia con François Hollande. En su trayectoria reciente, perdió las primarias en Francia ante Emmanuel Macron. Desde el punto de vista ideológico ha pasado desde el Partido Socialista francés a asumir posturas muy de derechas.

La historia de Valls y el interés por él del Partido naranja, hace temer que ese supuesto centrismo que exhibe Ciudadanos camufle que se trata de más de lo mismo. O sea, taza y media de conservadurismo de la antigua escuela.

El 26 de marzo de 2014 ya expresé en ElPlural mi sorpresa porque Manuel Valls -al que conocí personalmente- fuera ministro de Interior de un Gobierno socialista en Francia. “Hace años –añadía- que Valls va predicando por doquier que hay que terminar con el viejo socialismo y que conviene reconciliar a la izquierda con el pensamiento liberal, mientras sueña con la marca Tony Blair, el de la guerra de Irak y el de la tercera vía. Es decir, un socialismo descafeinado casi del todo.”

No parece que Valls practique por ejemplo la tolerancia, dados sus antecedentes. Y su evidente sesgo conservador. Entre los independentistas y la derecha, mal vamos

Valls se permitió, y François Hollande lo autorizó, tratar de expulsar de Francia a grupos de gitanos procedentes de Rumania y de Bulgaria. Finalmente, tuvo que intervenir el entonces primer ministro Jean-Marc Ayrault y contradecir la canallada de su ministro del Interior. Más tarde, ocupó el cargo de primer ministro.

Entonces, hablando de Francia yo reflexionaba también que Hollande había dado un giro y que iba a abrir las puertas a la extrema derecha, a los conservadores y a los aventureros radicales. Y que cerraba las esperanzas a los que creyeron que los partidos progresistas eran sus salvadores.

Manuel Valls , ahora, parece que le agrada, pero sin pasarse, la propuesta de Albert Rivera. Lo que faltaba. Dice que se ha metido en esta cuestión “porque soy nacido en Barcelona, hijo de catalán, y porque también quiero dar a Catalunya y a España mis orígenes.

Casi descolgado de la política francesa, esta oferta resulta inquietante. No parece que Valls practique por ejemplo la tolerancia, dados sus antecedentes. Y su evidente sesgo conservador. Entre los independentistas y la derecha, mal vamos.