Elena Betés (Canadá, 1977)), se considera una “emprendedora en serie”. Es lo que ha hecho durante gran parte de su vida, emprender. Algunos de sus proyectos llegaron a buen puerto, como en el caso de la comparadora de seguros Rastreator, que ella mismo fundó y vendió millonariamente años más tarde. Otros proyectos, en cambio, llevaron a nuestra invitada a la quiebra. Elena también se considera a sí misma una mujer de mundo y una férrea defensora de las causas justas. “Creo muchísimo en la justicia y en equilibrar un mundo que no es justo por naturaleza”, nos cuenta en la última entrevista de la serie 'Mujeres Extraordinarias', un proyecto realizado en colaboración con Renfe, cuyo objetivo ha sido visibilizar el talento femenino.
Elena Betés fundó en 2008 Rastreator, el comparador de seguros líder en España y lo vendió 12 años más tarde por 560 millones. Antes del gran éxito de Rastreator, tuvo que enfrentarse a varios retos, entre ellos la quiebra de FirstEuropa.com, poco después de montarla. “El fracaso, aunque no es un requisito indispensable para el éxito, es parte del proceso”, argumenta.
“Al final, la vida es muy corta, tienes que disfrutar, tienes que hacer las cosas a tu manera”
Para Elena, el éxito de Rastreator no fue sólo crear una nueva categoría de negocio y su posterior venta. “Yo demostré que se podía crear un entorno de conciliación, emprendimiento y éxito, osea competitividad a tope, pero en un entorno en el que se podía conciliar, cuidar de las personas, y podíamos trabajar a mi manera”, cuenta. “Para mí ese es el éxito. Al final, la vida es muy corta, tienes que disfrutar, tienes que hacer las cosas a tu manera”, explica sobre algo que ha tenido muy claro desde el inicio de su carrera profesional.
“Sí había una bronca en el colegio, era yo quien me metía a separarles”
De pequeña, Elena Betés era una niña “muy charlatana, muy revoltosa, muy activa” y también mantenía ese gusto por defender las injusticias. “Sí había una bronca en el colegio, era yo quien me metía a separarles”, nos cuenta. Elena tuvo una infancia feliz gracias a sus padres y amigos, pero el colegio no era su lugar favorito. Aquí aparecen varios factores, el primero de ellos es su dislexia, una condición que no supieron detectar a la primera. A esto hay que sumarle que el trabajo de su padre hizo que Elena cambiase con bastante frecuencia de colegio. También ha querido recordar, muy positivamente, a una de sus antiguas profesoras: Juani. “Me suspendía todo, pero decía: tienes un más en esfuerzo. Eso fue lo que me dio la esperanza. Es que, lo que importa es ese esfuerzo, esa adaptabilidad lo que me ha llevado hasta donde estoy hoy”, explica.
“Tus resultados académicos no tienen nada que ver con tus resultados profesionales”
“Estoy convencida de que tus resultados académicos no tienen nada que ver con tus resultados profesionales. Al final, nuestro modelo educativo está basado en unas competencias que no son las fundamentales para sobrevivir en un mundo profesional o de emprendimiento. Y eso es algo que debería evolucionar”, dice. “Pero sobre todo es un mensaje de esperanza, porque parece que si vas mal en el colegio o no te va bien tu vida está acabada. Y es como: no, no te preocupes”, afirma muy convencida de sus palabras.
Anteriormente, cuando vivía en Estados Unidos, Elena tenía que viajar mucho, y casi siempre lo hacía en avión. Ella es una gran amante de volar, pero el proceso de coger los aviones, facturar y pasar los eternos controles, se le hacía bastante pesado. Algo que no le pasa desde que regresó a vivir a España. Ahora, viaja semanalmente a Valencia y lo hace en AVE. “El tren es mi momento de relax”, nos confiesa. Y es que ahora, durante esos viajes consigue desconectar, reflexionar y encontrar sus momentos de tranquilidad, muy necesarios para contrarrestar la inmensa carga de trabajo a la que se enfrenta día a día.
Dide, una herramienta para la detección precoz de problemas educativos
Elena Betés siempre ha buscado tener impacto en las cuestiones que para ella son injustas, para poder cambiarlas desde dentro. Esto unido con su problema de dislexia, hizo que apostara por tener impacto en educación. Por aquel entonces, vivía con su familia en Estados Unidos, a la que había “arrastrado” hasta allí, rompiendo los moldes de lo establecido una vez más. “Se me ocurrían ideas de ayudar a los adolescentes a elegir mejor sus carreras comparando opciones y en ese momento el fundador de Dide me contacta con un socio para decirme que estaban buscando capital”, recuerda. Y así fue como Elena entró de lleno en este proyecto.
“Dide es una herramienta de cribado que permite conocer a los menores mucho mejor para detectar precozmente problemas. Para ayudarles y darles recursos para que los empiecen a trabajar”, nos explica sobre su nueva empresa. Y es que, cuanto antes se detecten problemas relacionados con el aprendizaje en menores, más fácil será buscar una solución y aún más fácil será para los niños y niñas afrontarlos y solucionarlos. “Siempre que estás adelantando en detección, estás adelantando en la posible solución”, concluye. Elena se enamoró de este proyecto y decidió volver a España con su familia. Recientemente, nuestra entrevistada descubrió Emooti, una clínica especializada en infanto-juvenil. Han decidido fusionarse para “poder apoyar a los padres con rigor científico”.
“Está demostrado que cuando emprendemos tenemos más planes B, somos más resilientes y nos adaptamos mejor”
Elena asegura que las mujeres emprenden menos, pero que lo hacen mejor. “Está demostrado que cuando emprendemos tenemos más planes B, somos más resilientes y nos adaptamos mejor”, afirma. Para las mujeres, históricamente, ha sido más difícil “levantar capital”, es decir: encontrar financiación. Pero, actualmente existen varios fondos encargados en invertir y en ayudar a sacar adelante proyectos ideados o liderados por mujeres. También asegura que “las mujeres se ven en un segundo plano” en el ámbito empresarial, algo que ella ha experimentado en su propia piel. Aunque, también ha afirmado que para ella nunca ha sido un problema expresar su opinión, ya que es “bastante bruta”.
Su abuela, un referente
Respecto a la mujer extraordinaria de su vida, Elena piensa directamente en su abuela Mani. “Mi abuela es una mujer que se queda viuda con seis niños muy joven y que monta una empresa para sacarlos adelante y que lo hace a su manera. Es una persona que evolucionó mucho”, cuenta emocionada sobre su referente en la vida. Y es que su abuela se puso los pantalones, literalmente, y gracias a su capacidad de adaptación, de innovar mentalmente, consiguió sacar a su familia adelante.
Elena Betés quiso finalizar esta entrevista con una reflexión sobre lo que significa ser extraordinaria: “Todos somos extraordinarios. Aquí la clave, el ser o no ser extraordinario está muy basado en aceptarte a ti mismo, conocerte a ti mismo y sacar tu potencial. Si tú conoces tu potencial, todos, todos, todos, somos extraordinarios. Porque somos únicos y eso es lo que nos hace extraordinarios”. Gracias a su proyectos, Elena Betés ayudará a muchas niñas y niños a superar sus problemas de aprendizaje, a conocerse mejor y a exprimir todo su potencial. Algo, que sin duda, nos parece totalmente extraordinario.