El pasado invierno se descubría nada menos que un nuevo continente sumergido bajo Nueva Zelanda: Zelandia. Así lo anunciaba la Sociedad Geológica de Estados Unidos, apenas una semana después de que los científicos encontraran un "continente perdido" bajo el océano Índico, y describieran Zelandia como una masa de 1,8 millones de kilómetros cuadrados –aproximadamente dos tercios de lo que ocupa Australia, aunque la mayor parte de esta nueva superficie, el 94 por ciento, se halla bajo el Océano Pacífico-, que también incorpora Nueva Caledonia, hasta ahora incorporado a Oceanía, junto con varios otros territorios y grupos insulares.

Se investiga desde hace una década

El nombre no es de nuevo cuño, lo puso el geofísico Bruce Luyendyk en 1995, cuando ya intuía e investigaba que existía un continente en esta área. Sin embargo, sus pesquisas, y las que ha llevado a cabo el resto de la comunidad científica durante la última década, han detectado que no se trata sólo un grupo de islas continentales y fragmentarias, sino de una superficie con suficiente entidad como para declararse continente. Este verano, entre el 27 de julio y el 26 de septiembre, treinta científicos del Programa Internacional de Descubrimiento del Océano (IODP) llevarán a cabo una expedicion desde Australia para descubrir los secretos del continente misterioso de Zelandia. Van a bordo de un gran buque de perforación, con el fin de explorar el fondo marino. Perforará de 1.000 a 2.600 pies en seis puntos del Mar de Tasmania para recoger muestras de sedimentos, que contienen evidencias fósiles, y cambios en las placas tectónicas.

Placas tectónicas que se movieron hace 60 millones de años

Los mapas del fondo marino se están volviendo cada vez más detallados, y se cree que la sección submarina de Zelandia se desprendió del continente de Australia, a raíz de cambios en esas placas tectónicas y una cadena de volcanes, que se elevó por encima de la línea de flotación como la Pacific Plate y posteriormente se hundió. Todo ello, hace entre 60 y 85 millones de años. Los científicos también examinarán los patrones oceánicos y climáticos para intentar comprender la relación entre el cambio climático y los cambios tectónicos. Se cree que Zelandia podría tener una geología distintiva­, con una extensa gama de rocas metamórficas, sedimentarias e ígneas, y una corteza particularmente gruesa.