El frenazo al que nos ha conducido el coronavirus ha hecho mella en el trabajo de la escritora y activista cultural Silvia Nanclares, la autora de la exitosa novela Quién quiere ser madre (Alfaguara): se han esfumado varias de las actividades que tenía previstas con su cooperativa sobre comunicación y género, Pandora Mirabilia, y junto a ellas, sus correspondientes ingresos. Así, charlamos en medio de la incertidumbre por saber cómo reiniciará su labor en la órbita de la literatura, el mundo editorial y la Cultura Libre, donde ya ha impulsado proyectos colectivos como Helvéticas, Escuela de Escritoras o #bookcamping.
¿Cómo lleva el confinamiento? Pues a días, la verdad. Esto es un carrusel emocional. La primera semana regular, era todo un caos en casa (tenemos un hijo de año y medio y una casa muy pequeña), pero a partir del quinto o sexto día nos empezamos a organizar mi pareja y yo para hacer turnos de teletrabajao y cuidados, y, aunque cuesta concentrarse, nos sentimos todos mejor teniendo horarios y sacando adelante tareas. Y muy preocupada por la situación general y por la mía en particular (desde el punto de vista laboral).
¿Qué hábitos conserva de los que tenía, y cuáles nuevos ha adquirido? Intento mantener una rutina que tengo nada más levantarme que consiste en meditar quince minutos, hacerme un café y leer unas páginas de En busca del tiempo perdido (empecé con esta empresa este otoño y sigo avanzando piano, piano). Todo eso si el niño se mantiene dormido en ese rato. Nuevas rutinas, creo que, como mucha otra gente: reuniones online con compañeras de trabajo y amigas y amigos, clases online que he tenido que reconvertir y, de vez en cuando, sesiones de baile a lo loco.
¿Se pasa el día en pijama? Si puedo evitarlo no, pero hay días en que llegas a las diez de la noche y sigues con la ropa de estar en casa. Es inevitable.
¿Cuántos rollos de papel higiénico tiene en casa? (Risas). La verdad es que lo normal. El último día que estuvieron las tiendas abiertas bajé a la droguería de al lado de mi casa, y pillé un paquete grande. Iba por la calle con la idea de que todo el mundo me miraba pensando: ¡ahí va otra obsesa del papel higiénico!
Recomiéndenos un libro, una peli y una canción para pasar este mal trago. Un libro, en el que ando sumergida que es Nuestra parte de noche, de Mariana Enriquez (Anagrama); una peli, Mujercitas, De Greta Gerwig, que por fin he tenido tiempo de ver estos días (la tenía pendiente); y una canción, he recuperado la música de Penguin Café Orquestra, que la tenía olvidada y resulta reconfortante y alegre.
"Llevamos un ritmo de vida insostenible, los cuidados y el trabajo remunerado no casan por ningún lado y que tendríamos que pararnos a pensar seriamente sobre esto"
Una cosa que haya aprendido de todo esto… Que llevamos un ritmo de vida insostenible, que los cuidados y el trabajo remunerado no casan por ningún lado y que tendríamos que pararnos a pensar seriamente sobre esto.
Y una cosa que haya desaprendido… A mirar el móvil a cada rato. Me saturé al tercer día y ahora lo dejo por ahí olvidado. ¡Sienta de lujo!
¿Cómo saldrá la Cultura de esta? Con ayuda del Estado, por un lado, reinventándonos, por otro: por ejemplo, generando asociaciones en las que podamos apoyarnos a nivel económico y legal para cuando vienen mal dadas y para poder crecer de otra manera.