Queridos alcaldes de ciudades españolas:

Las vacaciones de muchas de sus vecinas y vecinos van tocando a su fin, aunque al verano aún le quedan dos o tres semanas y en ciertas zonas aún hace un calor de peli porno. Como árbol, me gustaría ofrecerme para intentar paliarlo. Sería ya para los próximos años, porque me lleva un tiempo crecer, y porque, de manera inmediata, no veo que vayan a tenerme muy en cuenta.

Para su información, los árboles y la vegetación somos muy capaces de bajar la temperatura de la superficie y del aire, porque proporcionamos sombra y por un fenómeno que quizá no conozcan: la evapotranspiración, por la cual devolvemos agua del suelo a la atmósfera como consecuencia de la evaporación y la transpiración. Como sé que les gustan los números, para que se hagan una idea, una zona arbolada puede ser unos cinco grados más fresca que una zona sin una triste hoja verde que echarse a la vista. Así, me permito recomendarles dejarme plantado en algún lugar estratégico, alrededor de edificios donde conviva mucha gente o en zonas donde pueda cobijar bajo mi sombra al pavimento de parkings y calles. Hay gente que me estudia, personas que se dedican a la ciencia, y han descubierto que plantar árboles de hoja caduca o enredaderas suele ser eficaz para enfriar un edificio, especialmente si dan sombra a las ventanas y parte de su techo.

Piensen en la cantidad de beneficios que le podrían ofrecer a sus votantes en sus mítines si cuentan conmigo: si doy sombra a un edificio de pisos, disminuiría la demanda de aire acondicionado, y así los vecinos no sufrirían esas elevadísimas facturas de luz (me imagino que esto gustará menos a sus amigos empresarios de eléctricas, pero asuman que no se puede tener contento a todo el mundo). También ayudaría a producir menos emisiones de gases de efecto invernadero, al contribuir a la reducción de la demanda de energía. Reduciría la escorrentía y mejoraría la calidad del agua al absorber y filtrar la lluvia, retrasaría el deterioro del pavimento de la calle al exponerlo menos al sol y, por qué no decirlo, haría bastante más bonitos los barrios. Porque los árboles somos así.

Piénselo. Ojalá muy pronto podamos veranear juntos.

Atentamente,

Un árbol cualquiera.