Desde que a un tipo se le ocurrió mancharse las manos con barro y plantarlas en la pared de la caverna, el arte ha sido la forma de expresión de las más diversas facetas humanas. Por eso tiene su lógica que también sirva para denunciar situaciones medioambientales.

Una ballena de plástico varada

En Filipinas hemos visto uno de los últimos ejemplos en los pasados días. En este caso, la agencia local Dentsu Jayme Syfu creó una llamativa e impactante instalación con la que llamar la atención sobre el grave problema del vertido de plásticos en los océanos. Y sobre todo en la implicación que tiene con millones de muertes de animales todos los años. Así que qué mejor manera que dejar una ballena de 20 metros varada en la playa. Una ballena más víctima del plástico. Solo que en este caso estaba completamente compuesta de plásticos. Cuentos de kilos de desechos cuidadosamente dispuestos para crear la perfecta imagen de un cetáceo fallecido a causa de la ingesta de este material.

El arte imita a la muerte

Durante varios días, la instalación ha permanecido en la playa de Sea Side Resort como reclamo de una campaña de la división filipina de Greenpeace. 10 personas trabajaron con mimo durante cinco días para completar la obra y dar forma al enorme cetáceo artificial. Desgraciadamente, una vez más el arte imita a la vida. A la muerte en este caso. Porque la instalación estaba inspirada en un hecho real. La del joven cachalote de 13 metros que apareció en la cercana isla de Samal en diciembre de 2016. Al abrírsele el estómago tras ser retirado de la playa, en su interior se encontraron varios kilos de plástico, anzuelos, redes, cuerda y cable metálico. Una madeja tóxica que impidió que el animal se alimentara con normalidad y le causó la muerte.