Cada león muerto a manos de un cazador en África abre varios debates paralelos. Está bien escucharlos, si el ruido de los rifles y de las reacciones nos deja. No sucedió eso cuando el pasado año un entonces desconocido dentista norteamericano mató a Cecil. Cecil era el símbolo de la reserva en la que vivía. Y ahora el que ha caído ha sido su hijo, Xanda.

Xanda, hijo de Cecil

Xanda era un macho joven de entre 5 y 6 años, pero ya imponente, con la melena que caracteriza a la especie. Como su padre, cayó en esa zona gris que rodea a las reservas. En este caso en el parque nacional de Hwange. Y aquí surge el primer debate. ¿De qué sirven unas reservas naturales de menor tamaño que el que recorren las especies que se supone que protege? ¿No sería más sencillo proteger a las especies, en lugar de solo los territorios? ¿Por qué es ilegal matar un animal en la reserva, pero es legal dos metros más allá? Segundo debate. Xanda murió a manos de otro cazador profesional. Aunque no ha transcendido el nombre es bastante evidente que se trata de un alto ejecutivo occidental. Solo ellos pueden pagar los más de 60.000 dólares que cuesta una partida de cada de este tipo y los permisos necesarios. Por no hablar del equipo.

El sacrificio de un león

Los autoridades locales arguyen que cada una de estas partidas asegura la supervivencia de cientos de ejemplares a costa de sacrificio de unos pocos. Que el dinero se destina a mejorar las condiciones de la reserva y a combatir a los furtivos. De nuevo, la diferencia entre cazador profesional y legal, parece estar en el dinero. Tercer y último aspecto. La muerte de un ejemplar no solo significa un león menos en la sabana. El complicado equilibrio de las manadas supone que la desaparición de su líder puede comprometer el futuro de varios ejemplares más. En este caso, Xanda era el macho dominante de su grupo, compuesto por tres hembras y varios cachorros. Lo más probable es que se establezca una lucha por el poder, ahora que Xanda está ausente. Lo que es seguro es que el nuevo macho dominante matará a los cachorros para que las hembras entren antes en celo. Así se garantizará que los próximos pequeños leones lleven su ADN.