Durante estos días se habla mucho del impacto del turismo en la economía española, pero poco se dice de cómo afecta la disminución del número de estudiantes universitarios.

Jesús María Gurrea, director comercial de Aluni.Net, empresa que ha gestionado el alojamiento de más 30.000 estudiantes, afirma que “sólo en la ciudad de Madrid un año de universitarios foráneos genera más ingresos a la ciudad que trece años de turistas”.

Y es que, durante el pasado curso académico, en la comunidad de Madrid el número total de universitarios de fuera (extranjeros y nacionales de otras ciudades) rondaba los 131.000, de los cuales aproximadamente 50.000 eran extranjeros, y 80.000 españoles.

Si se calcula que cada estudiante foráneo gasta, al menos, mil euros al mes (entre alojamiento, matrícula, manutención, ocio, etc.) se estima que los estudiantes de fuera dejan en Madrid una media anual de 1.310 millones de euros. Lo que supone trece veces más de lo que gastan cada año los turistas convencionales en la comunidad de Madrid, según se deduce de la comparativa de estos datos con los ingresos del turismo en Madrid proporcionados por la última encuesta sobre gasto turístico (EGATUR) elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

 

Pero ¿qué va a suceder el curso que viene? ¿volverán los estudiantes foráneos?

 

Las universidades españolas ya están anunciando que los cursos serán presenciales, aunque con grupos reducidos, por lo que los estudiantes tendrán que desplazarse igualmente. Sin embargo, al menos durante el primer cuatrimestre no vendrán (o vendrán poquísimos) estudiantes americanos y asiáticos. Los programas Erasmus de movilidad europea, en principio, se mantienen (promocionando el segundo cuatrimestre), y por supuesto, se mantiene la movilidad española interprovincial.

Según los datos del Ministerio de Universidades, Ciencia e Innovación, el curso anterior los estudiantes asiáticos en programas de movilidad fueron unos 15.000 (en su mayoría chinos), y los americanos (desde EE.UU hasta Argentina) fueron unos 30.000 (de los cuales, un tercio procedía de EEUU). Con ellos, no se cuenta para el próximo curso.

De los datos precedentes, se prevé que el impacto económico de la crisis del covid-19 sobre la movilidad estudiantil no debería ser superior al 20%.

 

Lo que resulta evidente es que el panorama puede cambiar de un día para otro, en el caso de que hubiera una segunda oleada que obligara a un confinamiento masivo. Sin embargo, es previsible que los brotes que haya hasta que tengamos la vacuna, puedan ser controlados y no haya que suspender las clases como se hizo el pasado mes de marzo, o si se suspenden, sea por poco tiempo y los estudiantes no tengan que marcharse corriendo como la otra vez. Además, si hay un confinamiento los estudiantes no volverán a sus casas.

El pasado mes de marzo sólo se marchó un tercio de nuestros estudiantes alojados y más de ochocientos permanecieron en sus pisos alquilados hasta el día de hoy". Jesús María Gurrea

 

Estas son las previsiones para el próximo curso. Y ¿qué pasará al año siguiente? Se cree que la movilidad de los estudiantes aumentará. Cuando el panorama laboral es más incierto, los jóvenes tienden a prolongar sus estudios. Además, España es un destino universitario barato en comparación con los demás países. Por otra parte, todavía después de la implantación del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), también conocido como Declaración de Bolonia, el máster universitario ha remplazado en el segundo ciclo a la licenciatura, de tal modo que ahora casi todos los universitarios quieren hacer un máster para tener un título equivalente a la antigua licenciatura. El máster, que dura un año o dos, muchos estudiantes lo hacen fuera de su ciudad.

Según afirma Gurrea, “en Aluni.net tenemos ya casi la mitad de las plazas de alojamiento reservadas para el próximo curso. Nos están llamando muchos estudiantes que antes iban a residencias universitarias, porque prefieren convivir con menos gente mientras exista el riesgo de contraer el coronavirus”.

Además concluye que “previendo que las clases presenciales no serán todos los días de la semana, los estudiantes, antes que vivir en las residencias, que habitualmente están en los campus, prefieren vivir en el centro de la ciudad. Asimismo, alquilar una habitación en un piso compartido es hasta cuatro veces más barato que la pensión mensual de una residencia universitaria”.