Se construyó en 1889 con ocasión de la Exposición Universal de París. Sus 300 metros de hierro son hoy el mayor icono de París, pero este diseño de Gustave Eiffel, en el que trabajaron 250 obreros, fue inicialmente objeto de controversia, antes que un emblema del desarrollo industrial. Es, precisamente, el material del que está construido lo que la hace crecer en verano a causa del calor, que dilata los cuerpos.

Así, si una varilla de hierro de 300 metros de longitud se alarga tres milímetros cuando se calienta un grado, cuando en París caliente el sol el hierro de la torre puede alcanzar temperaturas de hasta 40°C, lo que puede hacer variar su altura en 12 centímetros. Por la misma lógica, en invierno se puede contraer.