Como niños, las impresoras 3D nos parecen un juguete, pero e realidad es una tecnología que va más allá. Incluso órganos humanos están comenzando a elaborarse con esta técnica. Pero claro, desgraciadamente nuestra naturaleza es la que es y también se están empleando estos dispositivos para fabricar pistolas.
 

De cine a la realidad

Pistolas completamente funcionales que además tienen una característica que las hace todavía más peligrosas (valga el pleonasmo): son indetectables. Eso ya nos lo enseño el cine, cuando John Malkovich fabricaba un arma de plástico para evitar ser detectado por Clint Eastwood en el film En la línea de fuego. Solo que ahora es real

Tanto que hasta Donald Trump ha lanzado la voz de alarma a través de un tuit, evidentemente. En el texto, el presidente norteamericano advierte de que pistolas de materiales como resina están siendo vendidas al público. Y ha reclamado la acción de la Asociación Nacional del Rifle, como si esta organización se hubiera caracterizado alguna vez por ser partidaria de control alguno sobre las armas. 

 

Culpa de Trump, claro

Lo cierto es que hay quien culpa directamente a Trump de esta realidad. Desde hae meses un activista proarmas comenzó a colgar en su página web los planos y software necesario para fabricar estas armas, sin que la administración haya hecho nada por impedirlo. Es justamente la actitud contraria del gobierno de Obama que persiguió duramente estas prácticas. 

El problema, o al menos uno de ellos, es que este tipo de archivos e impresoras van a facilitar todavía más el acceso incontrolado a armas a personas de todo tipo. Y se considera que quien elabora un arma de plástico o resina no lo hace precisamente para su autoprotección cuando lo que pretende es obtener una pistola de forma sencilla y barata. Y sobre todo, poder cruzar arcos detectores de metales y otro tipo de controles sin contratiempos.