Que la música afecta a nuestro estado de ánimo y hasta a nuestra salud es una afirmación y una intuición que llevamos propagando desde hace tiempo en territorio médico, psicológico, cotidiano... Una nueva investigación de la Academia Británica de Terapia de Sonido (BAST) le agrega a la idea un mayor soporte científico, al animar a prescribirla para facilitar la concentración, la felicidad, la relajación y hasta para superar estados depresivos, de estrés o de tristeza.

Los investigadores autores del estudio, que se titula Music as Medicine y ha evaluado a 7.581 participantes, han descubierto que el 89 por ciento de las personas analizadas consideraban la música esencial para su salud y bienestar. Y mientras que el 90,15 por ciento de los participantes ha explicado que recurre a ella de forma habitual para relajarse, el 81,80 por ciento explicó que se ponía canciones para sentirse más felices, el 46.5 por ciento para procesar y/o liberar la tristeza y el 32,53 por ciento para concentrarse mejor.

Además, el BAST precisa qué tipo y cuánto tiempo escuchando música necesitamos exactamente para llegar a cada uno de los estados mencionados, en condiciones normales. Así, cuando pinchamos música para relajarnos, la mejor opción son temas de ritmo lento, con melodía simple y apenas letra (idealmente ninguna). Y de acuerdo con sus datos, con 13 minutos tendremos bastante para favorecer la “disminución de la tensión muscular y de los pensamientos negativos, aportar una mayor sensación de tranquilidad y alegría y hasta conciliar mejor el sueño”.

Al otro lado de las emociones, sólo se requieren nueve minutos de música, sobre todo si su tempo es rápido y tiene un contenido lírico positivo, para  subirnos la moral. Con estas premisas, un 89 por ciento de los encuestados mejoró los niveles de energía, el 65 por ciento se reía más y otros afirmaron incluso sentir un mayor control de sus vidas y verse infundidos de optimismo, capaces de “asumir cualquier cosa”. Un resultado alentador, a juicio de los científicos impulsores del trabajo, para los profesionales médicos que buscan nuevas formas de tratar a los pacientes con afecciones de salud mental, como ansiedad y depresión.

En paralelo, el estudio descubrió que la música de ritmo elevado mejora el rendimiento durante el ejercicio. Cuando un grupo de mujeres bajo estudio entrenaron a ritmo de canciones pop y con una pulsación media de 170 latidos por minuto, los científicos descubrieron que comenzaron a esforzarse más, sobre todo durante ejercicios de resistencia, como correr o andar en bicicleta.

Y en cuanto a la concentración, los analistas hallaron que 13 minutos eran suficientes para despejar la mente, rendir más (en el 91 por ciento de los casos) y tomar decisiones con más claridad. Por último, se ha detectado que la música que contenía letras con las que la gente podía empatizar, de nuevo en 13 minutos, permitía sentir cierto alivio respecto a las preocupaciones, y los individuos analizados sentirse menos abrumados, más estables y menos propensos a sentir que un problema les afectase.