Los percebes y los mejillones tienen integrado un sistema natural e inteligente para adherirse a las rocas o a la parte lateral de los barcos. Colocan una capa de filamentos de proteína en una estructura similar al cemento, que está reticulada para mayor resistencia. Estos filamentos se forman en polímeros en la superficie a la que los mariscos quieren adherirse. En la naturaleza, luego se fortalecen con moléculas complejas que contienen hierro.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Tufts en Massachusetts, que lidera Fiorenzo Omenetto, han buscado replicar ese sistema usando seda de gusanos de seda. La seda es un material biológico fácilmente disponible, a diferencia que el que execran los percebes y mejillones. Al diseñarlo para que tenga más propiedades adhesivas que las que utilizan estos moluscos, debería ser posible producir productos rivales a los adhesivos industriales, que son muy adhesivos pero, a menudo, derivan del petróleo.

El equipo de Omenetto trató la proteína de fibroína de seda con polidopamina, un polímero del neurotransmisor dopamina, que actuó de manera muy similar a la reticulación de los filamentos de percebe. El adhesivo creado se mezcló luego con cloruro de hierro, replicando los complejos de hierro en la naturaleza.

El resultado fue un adhesivo que podía permanecer adherido a las superficies bajo el agua incluso cuando se sometía a tensiones de hasta 2,4 newtons por milímetro cuadrado, para tratar de desprenderlo.