Este verano, el terror vuelve a estar en el mar. Pero en el cine. La película Megalodón está arrasando en taquilla en Europa y Estados Unidos, cumpliendo las expectativas como uno de los títulos de acción más esperados del año. Todo un despliegue audiovisual, de producción chino-estadounidense, que adapta el famoso bestseller de Steve Alten bajo la dirección de Jon Turteltaub, y que protagoniza un gran tiburón de 18 metros (lo que ocupan dos autobuses urbanos seguidos) y un peso de entre 12 y 59 toneladas. Un monstruo auténtico que se extinguió hace 2,6 millones de años.

Hay, no obstante, controversia sobre la categorización de esta especie, considerada una de las más mortíferas de los vertebrados. Los indicios apuntan a que los megalodones se extinguieron porque se quedaron sin su presa habitual (ballenas, delfines, focas…), y no lograron encontrar reemplazo. Su nombre científico era Carcharodon Megalodon, y hasta ahora, ha sido el pez de la familia de los tiburones más grande que se conoce. Pertenece al mismo género que el gran tiburón blanco (Carcharodon Carcharius), y de acuerdo con los fósiles que se han encontrado de estos ejemplares, por ejemplo en Antwerp (Bélgica), con lo terroríficos que se cree que eran sus cerca de 276 dientes, distribuidos en 5 filas en una mandíbula que mediría cerca de los 2 metros, habría sido un auténtico depredador.