El 16 de septiembre se estrenará en Madrid la obra Maestras del Terror, la producción más ambiciosa hasta la fecha de la compañía De Viva Voz, según la definen ellos mismos. Además de poder asistir a un formato poco habitual, como es la Ficción Sonora, la recaudación íntegra la donarán a Médicos sin Fronteras. Hemos entrevistado a su director para que nos cuente un poco más de ambas cosas.
¿Qué es exactamente la ficción sonora?
Supongo que esta es una de esas definiciones “líquidas”, que depende de a quién le preguntes porque las fronteras entre los formatos son difusas. Para mí es una forma de distinguir el formato de una lectura dramatizada, más clásica, con trabajo de personajes, pero tal vez sin tanto diseño sonoro como lo que es el radioteatro. Una lectura con un trabajo de personajes como si fuera una obra teatral, un diseño sonoro profundo, tanto musical como de efectos, con una adaptación del texto específica para que funcione a nivel dramático y, en general, con elementos más modernos, que hacen que el público conecte muy bien.
¿Por qué apostar únicamente por la voz y no por el conjunto voz y cuerpo?
En realidad, no es excluyente. Cuando actuamos nos apoyamos en la corporalidad y, de hecho, es algo que tiene mucho poder en escena y el público se fija muchísimo cuando nos movemos. Lo que pasa es que, al estar frente a los atriles, ese movimiento no es el que “dirige” la acción y hace avanzar la trama, sino que es la voz lo que dirige todo el proceso.
¿Qué os llevó a crear la compañía De Viva Voz? ¿En qué año? ¿Cuál es vuestro objetivo principal?
De Viva Voz es una idea que me daba vueltas en la cabeza desde más de diez años. Me ha gustado mucho siempre lo sonoro y las voces, la intimidad especial que se genera al escuchar la radio, por ejemplo. Del teatro me parece única también la conexión que se genera con el público en directo, así que me gustaba la idea de unirlo todo y en 2018 lo puse en marcha.
El objetivo principal es que la gente disfrute, eso es lo que nos guía.
¿Cuál es la propuesta de valor que os diferencia de otros espectáculos teatrales?
Me parece que la clave, y esto es algo que busco tanto como director como algo que el público nos dice después de cada actuación, es la inmersión. Al utilizar como elemento principal la voz, lo que ocurre es que es la imaginación de cada persona del público la que crea la historia. Esto tiene un extra fundamental y es que lo viven de una forma única y nosotros solo llevamos el proceso, así a la gente se le pasa el tiempo volando y conectan de forma mucho más intensa con la historia.
¿Qué tipo de experiencias teatrales ofrece De Viva Voz a su audiencia a través de la ficción sonora?
Es un poco lo que te decía antes: el origen ancestral de la literatura es lo que hacemos, la esencia es alguien en un escenario contando una historia y con eso la gente se traslada a otros lugares, sale de su cotidianidad. Al final es lo que buscamos con el arte en general, esa “evasión”.
La que ofrecemos en nuestra experiencia es que el público realmente viva la historia y la haga suya, es algo muy intenso.
En tanto que director de la compañía, Carlos, ¿qué papel tienes en la creación y la producción del espectáculo? ¿Cuántos miembros formáis parte actualmente de ésta?
Ahora mismo somos seis actores y actrices, con algunos apoyos extra según la actuación. Como entiendo yo la dirección, que para mí es dar un “sello”, es implicarme en todo el proceso. Hay partes que hago por completo, como la selección y adaptación de los relatos. Y otras en las que yo aporto, pero otra persona hace la mayoría. Digamos que repartimos ochenta/veinte. Esto puede ser el diseño sonoro, el diseño de los carteles y piezas de imagen o la comunicación. Y luego para la interpretación pues yo llevo una idea de los personajes, con acotaciones al texto y una visión general de los relatos, y sobre eso vamos trabajando. En general es dar una visión y supervisar todo el proceso, con mayor o menor implicación, y tomar decisiones.
Sabemos que en septiembre estrenáis un nuevo espectáculo. ¿Nos podrías dar más detalles sobre este? ¿Qué esperáis transmitir con esta nueva propuesta?
¡Claro! Se llama Maestras del Terror y es un espectáculo que llevamos cociendo ya un tiempo. Nos apetecía dedicar algo específico al terror más contemporáneo y a escritoras y este es el resultado. Hemos tenido la suerte y privilegio de contar con textos de Mariana Enríquez, Cristina Fernández Cubas y Pilar Pedraza, que están ya consagradas, y además es una actuación benéfica y destinamos toda la recaudación a Médicos sin fronteras. También hemos querido que sea una producción mucho más ambiciosa, tanto por el tamaño del espacio, como a nivel audiovisual, escenografía y querría que, además de que la gente conozca la ficción sonora, se puedan aproximar al género de terror de una forma diferente y con unos relatos muy variados. Las entradas las tenemos ya a la venta y les puedo asegurar que va a ser algo único.
Tras del estreno de septiembre, ¿hay algún otro futuro proyecto para la compañía? ¿Cómo os veis en diez años?
Siempre que estrenamos algo suelo llevar ya en la cabeza lo próximo que vamos a hacer, lo que pasa es que hay que guardar el secreto. Lo que sí puedo decir es que nuestro camino es seguir creciendo, con producciones cada vez más ambiciosas, y eso es lo próximo que estamos preparando. De cara a diez años, me gusta mucho la frase de John Lennon, que la vida es lo que te pasa mientras tú haces otros planes, así que no te sabría decir. Lo que me gustaría es que siguiéramos trabajando con la misma ilusión y ganas de innovar que hoy y a por ello iremos.
Y, por último, ¿qué consejo le darías a alguien que quiera dedicarse como vosotros a la ficción sonora?
Que se forme primero en interpretación, que es la base de lo que hacemos, y que luego continúe el camino profundizando en su formación vocal, tanto en técnica vocal, locución, publicidad si se quiere o canto, e interpretación más específica con la voz. Y que no tenga prisa, la voz es el único instrumento en el que el instrumento es uno mismo, así que esto es un camino vital y nunca dejas de aprender.
