Desde que caminamos sobre dos piernas por esta Tierra hay una cosa que nos fastidia. Morir. Nos da pereza. No nos gusta. Morir nos viene mal. La vida es genial y perderla es un contratiempo que además nos repiquetea en la cabeza. Estamos en pleno boom tecnológico. Está bien que tengamos teléfonos inteligentes que nos conecten con todo el mundo. Pero esta misma tecnología, ¿no podría hacernos inmortales?

Decidiremos si somos inmortales

Pues según los expertos, la tecnología está en ello. Tan convencidos están que aseguran que la inmortalidad será posible en 30 años. Dentro de tres décadas podremos decidir si, por los motivos que sea, queremos ir a criar malvas o podemos seguir viviendo tanto como nos apetezca. Esta idea la defiende el profesor José Luis Cordeiro, de la Singularity University, una institución fundada en Silicon Valley de la que os hablaremos otro día, porque merece la pena.

Tecnología e inteligencia

Hace unos meses, Cordeiro nos exponía los motivos que le conducían a ese optimismo sobre nuestra capacidad de convertir la muerte en una opción. El principal es el ritmo al que evoluciona la tecnología si en 2017 la cosa ha avanzado a un ritmo que no imaginábamos en 2000, todo continuará de manera exponencial, como describe el teorema de Moore. Según los cálculos de Cordeiro, hacía el 2029 se iniciará una de las más importante revoluciones humanas desde el Neolítico. El momento en el que la Inteligencia Artificial alcance un desarrollo tal que se fusione con la inteligencia humana. Capacidad de análisis y computación unida a sensibilidad y empatía. La locura.

Adultos eternos

Diez años más tarde conseguiremos lo que el ser humano lleva 4.000 años intentado. Vencer al envejecimiento. Y más allá. Vencer a las enfermedades, a todas. Esto tiene una doble lectura. No solo es que vivamos más. Es que no lo haremos como ancianos, sino estancado entre los 30 y los 40 años. Adultos maduros, llenos de conocimiento pero todavía en edad de hacernos fotos de morritos en el espejo del baño. Será para verlo. La derivada sostenible de seres humanos que nacen pero no mueren no es algo que Cordeiro haya tenido en cuenta. Parece que eso no es cosa suya. Debe de ser que lo lleva otro departamento de la Singularity University. Ahora, nos gustaría saber cómo piensan mantener a una población humana desbocada.