El catálogo de tipos de maltrato al que podemos someter a los animales es casi infinito. Siempre con nuestra avaricia como fondo, los seres que comparten este planeta con nosotros se ven sometidos a situaciones inhumanas, valga la expresión. Como la cárcel de cetáceos de Rusia.

El problema se inicia en los zoológicos y acuarios. Lo que muestra un entorno para conocer a los animales, se convierte en una fuente de maltrato. La demanda de delfines, orcas y otros mamíferos humanos, sobre todo en China, está generando este tipo de granjas, por llamarlas de algún modo. 

Ahora Greenpeace denuncia la situación de casi un centenar de animales. 11 orcas y 87 ballenas beluga que sobreviven en una auténtica cárcel acuática. Cetáceos que han sido capturados en alta mar y encerrados en celdas de pocos metros cuadrados. Cercas flotantes donde los animales no pueden moverse. Para unos animales acostumbrados a nadar más de 100 kilómetros diarios, el sufrimientos debe de ser indescriptible. 

Otro factor importante es que nadas estas largas distancias permite a los cetáceos mantener su temperatura corporal alta. Sin embargo, al estar encerradas en unas aguas frías, muchos de los animales están muriendo por hipotermia. También se separan a las crías de las madres, lo que provoca un aumento en la mortalidad de los cachorros. Según la organización ecologista internacional, unas 15 crías se encuentran en esta cárcel.

Greenpeace recuerda en su petición que la captura y comercio de estos animales está prohibida. Tanto para fines comerciales como, en este caso, para ser venidos como atracciones en parques acuáticos asiáticos. Por eso reclaman no solo la ayuda de la opinión pública, si no una actuación más firme de las autoridades internacionales para hacer cumplir estas prohibiciones y desmantelar cárceles acuáticas como esta.