Aplicar la tecnología marina ha permitido mejorar la calidad de vida de la fauna que vive en mares y océanos, pero también ha afectado al equilibrio natural del mar. Por ejemplo, a causa de la contaminación acústica.

Las fuentes de contaminación acústica del océano incluyen desde el ruido de los barcos hasta un sónar de baja frecuencia que se utiliza ampliamente en la detección de submarinos, o el ruido sísmico de las pistolas de aire de la exploración de petróleo y gas, así como el tráfico marítimo comercial y el tráfico de motos acuáticas costeras.

Según Marine Insight, son varios los motivos por los que el impacto ambiental del ruido es especialmente agresivo en la vida marina: por un lado, el ruido viaja mucho más en el agua, cubre distancias mayores; por otro, la vida marina es extremadamente sensible a la contaminación acústica por su dependencia de los sonidos subacuáticos en funciones vitales básicas como buscar comida y pareja; por último, esta fauna no tiene mecanismos para protegerse de este tipo de ruido.

Así, diversos estudios alertan de que la población de cetáceos (ballenas y delfines) ha disminuido en áreas propensas a la contaminación acústica de los barcos. La muerte de animales puede ocurrir apenas unas horas después de la exposición al ruido subacuático extremo; les ocurre, por ejemplo, a las ballenas. Han aparecido ballenas varadas en la playa poco después de un ejercicio de sonar táctico en Grecia, Madeira, Hawai, España y las áreas costeras de los Estados Unidos. Entre 2001 y 2003 se registró un encallamiento masivo de calamares gigantes en varias zonas costeras de España, y varios se atribuyeron a contaminación acústica del océano.

La exposición al ruido durante la etapa embrionaria aumenta la sensibilidad de los peces al impacto del ruido, aumentando las tasas de mortalidad en el momento del nacimiento y el desarrollo de anomalías genéticas. La migración a nuevas áreas no solo afecta el equilibrio de la diversidad marina, sino que también afecta indirectamente a los humanos. Se ha observado una disminución de las capturas en muchas especies de peces como el arenque, el bacalao y la bacaladilla, especialmente en áreas susceptibles a la contaminación acústica de los barcos.

La sensibilidad de varios animales marinos a la contaminación acústica de los océanos varía. Mientras que los cetáceos como las ballenas y los delfines pueden mostrar una mayor resistencia, las especies de caparazón blando como moluscos, langostinos, peces, etc. son mucho más sensibles.

Pero la mayoría de los animales marinos se alarman con los sonidos terrestres. Las muertes pueden ocurrir debido a hemorragias, cambios en el patrón de buceo, migración a lugares más nuevos y daño en los órganos internos. También hay una interrupción en la comunicación normal entre los animales marinos, que perjudica a sus vidas porque los animales propensos a la contaminación acústica no pueden llamar a sus compañeros, buscar comida o incluso pedir ayuda en tales circunstancias.