Las áreas protegidas son imprescindibles para preservar la diversidad en la Tierra, evitando los efectos nocivos del cambio climático. Pero un grupo de científicos de la Universidad de Cambridge ha realizado un estudio, cuyos resultados ha publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, analizando la actividad humana en miles de espacios de conservación a lo largo de más de 150 países, y sugiere que, en todo el mundo, las áreas protegidas no están reduciendo la “presión antropogénica” en los hábitats naturales más preciados de la Tierra.

Los científicos utilizaron evidencia satelital de “luces nocturnas” y agricultura, y datos de censos y rendimiento de cultivos, para evaluar los niveles de invasión humana en 12.315 áreas protegidas entre 1995 y 2010. Los científicos compararon cada píxel de satélite (64 kilómetros cuadrados) de cada área protegida con un píxel local de tipo de suelo, elevación, etc. similares, pero sin estado de conservación. Esto permitió a los investigadores medir el efecto de las áreas protegidas en comparación con una “muestra apropiada” de tierra desprotegida.

La mayoría de las áreas protegidas en todas las regiones del mundo habían sufrido aumentos en la presión humana. Salvo el Hemisferio Norte y Australia, donde la protección ha demostrado ser efectiva para frenar la invasión humana en comparación con los hábitats desprotegidos.

En regiones como América del Sur, África subsahariana y Asia sudoriental, la presión de la actividad humana dañina dentro de las áreas protegidas fue “significativamente mayor” comparándola con otras áreas en los últimos quince años de datos.