Una manera de tomárselo sería en plan religioso. Un castigo a nuestro pecados. O el karma, si queremos acercarnos más geográficamente. Es lo que parecen las olas de basura que golpean violentamente una de las playas de Manila, la capital del archipiélago de Filipinas. 
 

Arrastrada al mar y devuelta

Es la nueva versión del impacto de una gran tormenta tropical. La aportación humana a la lluvia, al granizo, al viento violento. A eso hemos sumado las olas de basura.

No es ni más ni menos que todos los desechos que las riadas han ido arrastrando hasta la bahía de Manila. Lo que sucede es que esa bahía ya es uno de los puntos más contaminados del planeta. Y el mar extraordinariamente removido por las tormentas está expulsando gran parte de esos vertidos. 

Pero no son los culpables los castigados. En este caso está siendo los empleados del Departamento de Infraestructuras públicas los que se están enfrentando a olas que resultan peligrosas. Cada nueva ola deposita en la playa decenas de kilos de basura. Si no están listos, la basura les caerá literalmente encima.
 
Son sin duda los representantes del espíritu que describe el presidente de la organización Bedan Environmental Philosophers Organisation (BEPO por sus siglas en inglés). Se trata de una ONG que colabora con el gobierno en la limpieza del la bahía de Manila y cuyo voluntarios aparecen en el vídeo junto con los empleados públicos.

El presidente de BEPO asegura que la limpieza de la bahía es un trabajo de muchos años, pero reclama esperanza dado que ya ha comenzado. Aún así, quiere aprovecha el vídeo con dos objetivos. Mostrar el trabajo de organizaciones como la suya y, sobre todo concienciar a los ciudadanos de la capital filipina.