Ya está dicho que los humanos nos movemos entre los que ven problemas y los que ven oportunidades. Por ejemplo, la basura es globalmente considerada como u problema. Es más, uno de nuestros principales problemas. Y hay quienes ven en ella la solución al problema energético, al menos en parte.

Brillante idea

La ecuación es tan sencilla que cabe preguntarse por qué no se le ocurrió a nadie antes. Si necesitamos energía, cada vez más, y nos sobra basura, cada vez más, convirtamos a la segunda en la primera. 

Es lo que llevan años haciendo en algunos países como Noruega. Allí funciona una planta que incinera 300.000 toneladas todos los años. Es el combustible de una planta de generación de energía. Un incinerador alimentado por desechos. 

Otro país escandinavo, Suecia ha tenido problemas con el stock de materia prima. Sus altas tasas de reciclaje les habían dejado sin basura que poder quemar. Afortunadamente, no hay problema. En Arabia Saudi ya funcionan plantas que tratan la basura para convertirla en combustible de primera. 

Ese problema no lo tienen en China. Allí se bastan para alimentar la planta que se está construyendo en Shenzhen y que dará energía a un tercio de la población local incinerando sus residuos.

Sobra combustible

No será por falta de materia prima. Según el Foro Económico Mundial, generamos más de 1.300 millones de toneladas de basura cada año. Basura nueva que se acumula a la que ya descansa en los vertederos. Y allí contribuye de manera directa en el cambio climático, dado que la descomposición de esta basura libera grandes cantidades de metano, un gas 300 más eficiente que el CO2 en la acumulación de calor en la atmósfera. Para rematar, se espera que en 2025 esta cantidad llegue a los 4.000 millones de toneladas.