Ni la competencia en el reino animal ni el medio ambiente. Hace años que la Guardia Civil considera el uso de cebos envenenados como la mayor causa “voluntaria” del declive de especies como aves protegidas como el milano real, el águila imperial, el buitre negro y el quebrantahuesos, o mamíferos en peligro como el oso pardo, el lobo ibérico y el lince, sufren más acoso que el que se genera en el propio reino animal o el derivado del clima.

Lo ha indicado a la Agencia Efe el capitán del Seprona Esteban de Diego, en la presentación de los resultados del último informe sobre avances en la lucha contra el uso ilegal de cebos envenenados en el medio natural, que suelen ser cepos, lazos, redes y otras trampas no selectivas.

A lo largo de 2018, los agentes hallaron 25 cebos envenenados colocados en el medio natural para intoxicar voluntariamente a la fauna, además de otros 876 métodos ilegales de captura. Las zonas donde son más comunes estos episodios de envenenamiento son Andalucía, Castilla-La Mancha o Extremadura

La acción más efectiva contra esta práctica, según De Diego, consiste en establecer controles preventivos rutinarios por el entorno rural para disuadir a la ciudadanía de cometer actos ilícitos. Además, la Guardia Civil ha impulsado una labor de formación medioambiental en todos sus cuerpos para que cualquier agente pueda identificar alguna de estas prácticas y dar aviso al Seprona. También se apuesta por coordinar la labor de distintas entidades, como el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos, varias ONG o las unidades caninas de la propia Guardia Civil, son otras acciones que llevan a cabo para acabar con este problema.