El incendio no acaba cuando se apagan las llamas. Tras el fuego llegan las consecuencias de la tierra arrasada y los bosques abrasados. Y no solo se trata del desolador panorama. También de las consecuencias para la salud. De cómo el Paraíso se convierte en un infierno

Lo del paraíso es algo más que retórico. Los habitantes de la localidad californiana de Paradise todavía no han salido del incendio. Los terribles fuegos que asolaron la zona durante el pasado mes de noviembre. Nada menos que 85 habitantes del área urbanizada entre árboles, fallecieron en los peores incendios forestales que se han registrado en la historia del estado. 

Ahora ha transcendido un nuevo suceso relacionado con estos incendios. Los componentes químicos tóxicos generados por la combustión de madera, plástico y metal, se filtraron al agua de consumo de los habitantes de Paradise. 

Compuestos succionados

Al parecer, durante los incendios, lógicamente, se produjo un importante aumento de la demanda de agua en la zona. Esto hizo que se recurriera a los pozos del área. 

Al ir creándose vacío dentro de los pozos, estos succionaban el aire y las partículas que flotaban en la zona cercana. De este modo, compuestos tóxicos han pasado a los pozos de agua de los que se abastece Paradise.  

Los principales compuestos encontrados al analizar el agua, más de seis meses después, arrojan altos índices de benzinas, sustancias que se crean especialmente en la combustión de materia orgánica. Las benzinas están relacionadas con distintos tipos de cáncer como leucemia. 

La cuestión más urgente es limpiar todas las infraestructuras relacionadas con el consumo humano: pero no será fácil. Ni barato. Las autoridades consideran que les llevará más de dos años conseguirlo. Y supondrá una inversión mínima de 300 millones de dólares