Esa especie de saludo que hacen las hormigas de tocarse unas a otras las antenas cuando se cruzan, a veces va a más. Juntas sus mandíbulas. Y si tuvieran labios, diríamos que se besan. Todas lo hacen, las 14.000 especies de hormigas que existen. Y esa conducta se llama trofolaxis o trofolaxia, según la definió, en 1918, el entomólogo estadounidense William Morton Wheeler, que descubrió que esa posición de bocas implica el intercambio de alimentos y fluidos. La revista científica eLife publica ahora los resultados de una investigación relacionada con este hábito dirigida por la profesora Adria LeBoeuf, de la Universidad de Lausana (Suiza), que subraya que la trofolaxis es básicamente un mecanismo de distribución de alimentos entre adultos, y entre adultos y larvas, así como un medio de comunicación química entre los miembros de la colonia. Este dato se ha sabido porque se han analizado los fluidos de boca de las hormigas, que contienen sustancias relacionadas con la alimentación y otras que podrían asociarse con la conducta social de las hormigas, incluidas hormonas, que actuarían como reguladores de crecimiento, desarrollo y maduración de los ejemplares más jóvenes. “Estos resultados sugieren que el trophallaxis desempeña roles previamente insospechados en la comunicación y permite el control comunal de los fenotipos de las colonias”, indican los autores.