Las redes sociales han cambiado la forma como nos comunicamos los más de 2.000 millones de usuarios que las manejamos en todo el planeta, y con ello, han cambiado la forma como funciona nuestro cerebro. Ahora, una red social operará directamente sobre el cerebro conectando directamente los de uno con otros, sin necesidad de herramientas de ningún tipo. La Universidad de Washington lleva desde 2015 investigando este camino, inspirándose en el la iniciativa de un grupo de investigadores de la Universidad Purdue, que ya desarrolló una tecnología para enviar mensajes a través del tacto.

Se llama BrainNet y no es telepatía, funciona gracias a una combinación de electroencefalogramas (EEG) que mide la actividad eléctrica del cerebro, y a la estimulación magnética transcraneal (EMT), donde las neuronas se estimulan mediante los campos magnéticos. En el estudio, los investigadores colocaron una serie de electrodos en el cráneo de los voluntarios. Así, el EEG pudo detectar cómo las personas modificaban las señales producidas por su cerebro. Según los desarrolladores de BrainNet, el cerebro emite diferentes señales eléctricas según lo que el usuario percibe, lo que permite a varios sujetos colaborar en tareas mediante la comunicación directa sus mentes. Así, los científicos explican que al observar una luz parpadeamos a 15 hercios (Hz), y nuestro cerebro emite una fuerte señal eléctrica con la misma frecuencia. Mientras tanto, si el usuario dirige su atención a otra luz intermitente a 17 hercios, la frecuencia de su señal cerebral también cambia.

Por su parte, la EMT se encarga de manipular la actividad cerebral al inducir una determinada actividad eléctrica en áreas concretas del cerebro. Gracias a la combinación de ambas, el equipo ha sido capaz de desarrollar una tecnología que permite tanto enviar como recibir señales directamente hacia y desde el cerebro. Y así, los investigadores fueron capaces de conectar a tres personas: mientras que dos de ellas pueden permitir información y la tercera es capaz tanto de recibirla como de emitir la suya propia.

La interfaz se desarrolló por medio de un sistema de puzzles, similar al Tetris. Durante el experimento, dos de los participantes, llamados expedidores de señales neuronales (pensamientos), debían decidir qué partes del puzzle movían.

Las decisiones fueron transmitidas al cerebro del receptor a través de una estimulación magnética del córtex occipital, parte del sistema visual de la percepción. El receptor integra la información recibida del emisor para decidir si el bloque del puzle debe moverse o mantenerse en su posición. El mismo sistema ha servido para que el emisor evaluara la actuación del receptor sobre el juego.

Según explican los investigadores en su artículo, estos resultados permitirán en el futuro crear interfaces que pasen información directamente de cerebro a cerebro, facilitando así la solución conjunta de problemas complejos a través de una “red social” de cerebros interconectados.