Cada mañana, sobre las once y media, nos desayunamos el dramático aluvión de números que contabilizan a cada una de las personas diagnosticadas en España como infectadas de Covid-19, la enfermedad que causa el coronavirus descubierto más recientemente, el SARS-CoV2. Y hay un simple número que quizá quede sepultado entre tanta información, y sin embargo refleja como ninguno la involución de la enfermedad: el factor R o número básico de reproducción.

Este factor refleja el promedio de casos secundarios producidos a partir un caso, esto es, la tasa de contagio: a cuántas personas le transmite la enfermedad, en media, cada infectado. Es una métrica esencial para lo epidemiólogos. En el caso del SARS-CoV-2, se ha detectado que su transmisión se produce a través de las pequeñas gotas que una persona infectada expele al toser o estornudar, así como al hablar, aunque en este último caso son muy poquitas las que lanza. También se transmite al tocarse ojos, nariz o boca después de tocar superficies contaminadas (investigaciones han hallado que el virus puede permanecer cuatro horas en cobre, 24 horas en cartón, 48 horas en acero inoxidable y 72 horas en plástico). Además, a diferencia del SARS, que se transmite solo cuando la persona presenta síntomas, este nuevo coronavirus se puede transmitir antes de que la persona que lo hospeda presente síntomas, o incluso si ésta pasa la enfermedad de manera asintomática, lo cual constituye una dificultad para la contención de la epidemia, dado que no se están haciendo controles masivos.

Y lo que ha provocado que el SARS-CoV2 incida de una manera tan intensa en la población es su elevada contagiosidad, la gran facilidad con la que puede transmitirse de una persona a otra . Esto hace que la OMS calcule que su tasa de contagio o número R0 sea de 1,4 a 2,5, aunque otras estimaciones establecen el rango entre 2 y 3: esto quiere decir que cada persona infectada puede contagiar a entre 2 y 3 personas. Y para que una epidemia se considere controlada, la R0 debe reducirse a menos de 1, es decir, que cada persona infectada contagie a una o menos de una persona. Con este valor, la curva de contagios no crece, sino que se mantiene horizontal. Entre 0 y 1, la curva termina desapareciendo. Las medidas de distanciamiento social persiguen doblegar esa curva y lograr esa contención.

Porque el valor R0 es "cambiante desde que comienza la epidemia y disminuye con la aplicación de medidas de Sanidad Pública”, recuerda el Ministerio de Sanidad. “En el brote de Wuhan el R0 fue de 2-2,5”, pero en agrupaciones familiares en las provincias de Guandong y Sichuan, la tasa secundaria intrafamiliar se calculó en torno al 3. En España, según datos del Centro Nacional de Epidemiología (CNE) del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), dependiente del Ministerio de Ciencia, en los primeros días de la expansión de la epidemia el número R0 estaba en torno a 8. Y tras casi tres semanas de Estado de Alarma y de confinamiento, el R0 ha conseguido reducirse a 1, momento previo a que descienda por debajo de 1. Y es que España ha logrado este sábado situar el número R0 en 1. Es decir, al registrar una tasa de 1, cada paciente contagia a otro más.

Además, el objetivo de una Tasa R0 inferior a 1 se está cumpliendo ya en once comunidades autónomas, tres más que el viernes, cuando ya había ocho que lo habían logrado. Son Asturias, Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla y León, la Comunidad Valenciana, Extremadura, Murcia, Navarra, País Vasco y La Rioja. No obstante, hay otras que superan todavía el 1, por ejemplo Castilla-La Mancha o la Comunidad de Madrid.

Con todo, este dato deben valorarse siendo conscientes de que se calcula sobre casos diagnosticados, esto es, depende del número de tests que se hagan, que en España son, segun datos del Ministerio de Sanidad, entre 15.000 y 20.000 al día, cantidad que se está tratando de aumentar gracias a los tests rápidos.