El tabaquismo, que la OMS (Organización Mundial de la Salud) considera una epidemia, mata cada año a casi seis millones de personas, por enfermedades como el cáncer, el asma, cardiopatías… ¿Por qué se contrae esta adicción? Un equipo de investigadores de la Universidad de Harvard ha publicado el informe Actas de la Academia Nacional de Ciencias afirmando que la tristeza juega ahí un papel especialmente importante, porque desencadena emociones negativas como la adicción.

El dato se extrae de una encuesta en la que se ha entrevistado a unos 10.000 estadounidenses durante 20 años, añadiendo pruebas de laboratorio que examinaron las respuestas de los fumadores a las emociones negativas. Se ha hallado que la tristeza, más que otras emociones negativas, aumenta el deseo de fumar a las personas, si bien inicialmente el equipo investigador esperaba que “cualquier tipo de sentimiento negativo, ya sea ira, asco, estrés, tristeza, miedo o vergüenza, provocaría que las personas fueran más propensas a usar una droga adictiva”, ha expresado el investigador principal Charles A. Dorison, pero “nuestro trabajo sugiere que la realidad es mucho más matizada es mucho más matizable que asumir que sentirse mal es sinónimo de fumar más. Hemos detectado que la tristeza, específicamente, parece ser un desencadenante más potente”.

Se ha detectado que cuanto más tristes estaban los individuos encuestados, más probabilidades tenían de ser fumadores. Además, tras ver distintos vídeos que conducían a diversas sensaciones como tristeza o asco, los fumadores tendían a fumar después de los que los que les provocaban pena.

Otra coautora, Jennifer Lerner, ha afirmado que su hallazgo podría ser especialmente útil para las políticas públicas que quieran combatir el tabaquismo.