Exponernos así a altos niveles de contaminación y a tal esfuerzo no dejan lugar dudas: correr no es de cobardes. Aunque no todo son pegas: tiene sus beneficios, incluso corriendo largas pruebas de resistencia como una maratón (42.195 metros): revierte el envejecimiento de los principales vasos sanguíneos, especialmente a los corredores de más edad y a los más lentos. Al menos, esas son las conclusiones del trabajo presentado el pasado viernes en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología, que estos días se celebra en la ciudad italiana de Venecia.

Una de las características distintivas del envejecimiento es la rigidez de los vasos sanguíneos, lo que aumenta el riesgo de accidente cerebrovascular y de enfermedad cardíaca. Y entre los participantes en el estudio, que incluyó a 139 corredores sanos de entre 21 y 69 años de edad que iban a correr una maratón por primera vez, los corredores novatos que entrenaron durante seis meses y completaron su primer maratón tuvieron una reducción de cuatro años en la edad arterial y una caída de 4 mm Hg -milímetros de mercurio- en la presión arterial sistólica (máxima), explica Anish Bhuva, de la Fundación Británica del Corazón con una beca en la Universidad College de Londres.

“Esto es comparable al efecto de la medicación, y si se mantuviera se traduciría en aproximadamente un 10% menos de riesgo de accidente cerebrovascular durante toda la vida”, afirma este científico en una nota de prensa facilitada por la Sociedad Europea de Cardiología.

A los participantes en el estudio se les aconsejó que siguieran un programa de entrenamiento y que corrieran aproximadamente entre 10 y 20 kilómetros a la semana durante seis meses, antes de completar el Maratón de Londres de 2016 o de 2017. Antes de comenzar este entrenamiento y dos semanas después de la maratón, los participantes se sometieron a una resonancia magnética y a ecografías del corazón y los vasos sanguíneos, además de a un examen de aptitud física y a mediciones de la presión arterial y la frecuencia cardíaca. La edad biológica de la aorta se calculó en ambos momentos, según las mismas fuentes. Después de completar la carrera, la rigidez aórtica se había reducido y la aorta era cuatro años más joven que antes del entrenamiento.

Se sabe que los atletas tienen vasos sanguíneos biológicamente más jóvenes y este trabajo investigó si el entrenamiento para una maratón podría modificar la rigidez aórtica incluso en los corredores novatos.