La enfermedad de Parkinson es un trastorno degenerativo que afecta al sistema nervioso, y se caracteriza por bradicinesia (término médico que describe la lentitud del movimiento) y un trastorno del movimiento, que se evidencia en un temblor en las manos y otras partes del cuerpo. Sobre todo afecta a personas a partir de los 60 años, aunque a veces se desata antes, y aún constituye una gran incógnita para la medicina: sus síntomas, su tratamiento efectivo, su cura…

Por eso es alentadora la esperanza que se ha abierto de la mano de investigadores de la Universidad de California, en San Diego. El Parkinson se caracteriza por una pérdida de neuronas dopaminérgicas en una región del cerebro responsable de la recompensa y el movimiento. Reemplazar esas células podría ayudar a reducir o incluso revertir los síntomas de la enfermedad degenerativa. Los investigadores de San Diego, a los que lidera Xiang-Dong Fu, dicen que sus hallazgos sugieren que ciertas células cerebrales llamadas astrocitos pueden convertirse en neuronas dopaminérgicas funcionales.

La investigación está en sus primeras fases, pero apunta a que estas células cerebrales recién producidas podrían, algún día, implantarse en un paciente de Parkinson, para ayudar a su mejora de movimiento.

El estudio, publicado en Nature, se realizó en células humanas aisladas y en ratones. "Los investigadores de todo el mundo han intentado muchas formas de generar neuronas en el laboratorio, utilizando células madre y otros medios; el objetivo es que podamos estudiarlas mejor, así como usarlas para reemplazar las neuronas perdidas en enfermedades neurodegenerativas", ha señalado el Dr. Fu.

"El hecho de que pudiéramos producir tantas neuronas de una manera relativamente fácil ha sido una gran sorpresa", señala el autor principal del artículo. Los astrocitos producen una proteína que les impide convertirse en neuronas, pero al eliminar esta proteína, se convierten en neuronas completamente funcionales. Como parte de este estudio, el equipo descubrió que las nuevas neuronas pueden repoblar circuitos en el cerebro, restaurar los niveles de dopamina y rescatar la función motora en ratones con Parkinson. Pero advierten de que se necesita más investigación antes de que el enfoque pueda aplicarse a los humanos. Los científicos administraron el tratamiento directamente a una parte del cerebro del ratón, que es responsable de regular el control motor y el comportamiento de recompensa.