La intervención del Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante un acto enmarcado en la reunión de alto nivel 'Democracia Siempre' que tuvo lugar en Chile, ha llevado a la periodista Rosa Villacastín a recordar el pasado de su abuela como gran amor del poeta nicaragüense Ruben Darío. Y es que durante sus declaraciones, el líder del Ejecutivo nacional destacaba que sus cuatro abuelos eran analfabetos, como rasgo principal de una España corroída por la posguerra y la dictadura franquista, cuya amplia mayoría de ciudadanos no podía acceder a estudios básicos.
Es por ello que la periodista, en sintonía con lo que narraba el Secretario General del PSOE, ha desenterrado una curiosa historia sobre su pasado familiar que muchos no conocían. "Mi abuela no sabía leer ni escribir, lo que no fue impedimento para que el gran poeta Rubén Darío se enamorase de ella, la enseñara a escribir, y tuvieran cuatro hijos. Lo habitual en esa época es que las mujeres no estudiasen, tampoco muchos hombres", decía la profesional.
Mi abuela no sabía leer ni escribir, lo que no fue impedimento para que el gran poeta Rubén Darío se enamorase de ella, la enseñara a escribir, y tuvieran cuatro hijos. Lo habitual en esa época es que las mujeres no estudiasen, tampoco muchos hombres.
— rosa villacastin (@RosaVillacastin) July 27, 2025
La historia familiar de Rosa Villacastín
Como ya ha contado en más de una ocasión y relató en en 2014 en su libro La Princesa Paca, la abuela de la periodista, a la que apodaban Lala, mantuvo un intenso romance con el poeta Rubén Darío. Así lo contó la profesional en una entrevista con YES, donde narró el intenso vínculo amoroso entre Francisca Sánchez y el autor nicaragüense. Pese a pertenecer a entornos muy distintos, vivieron un amor apasionado que desafió las normas sociales del momento. Su primer encuentro fue casual, en la primavera de 1899, en un entorno ligado al modernismo. Rubén Darío y Valle-Inclán caminaban por los jardines de la Casa de Campo en Madrid, cuando Francisca, apodada Paca, se cruzó con ellos mientras llevaba comida a su padre, que trabajaba allí como jardinero. "Ella tenía 20 años y quedó impactada desde el primer momento por Rubén que, a sus 32, era guapísimo. Sus labios carnosos...", relató Rosa en aquella conversación. También narra este episodio en su libro La princesa Paca, que publicó años después como homenaje.
En ese contexto, decidieron compartir su vida y convivieron durante dieciséis años, hasta el fallecimiento del poeta, viviendo un amor profundo que dejó una huella imborrable en ambos. Según Rosa Villacastín, la atracción que Rubén sentía por Paca era evidente, y en más de una ocasión ha asegurado que lo que más lo cautivó fue su dedicación incondicional. "Una mujer que le entregó todo sin reservas y le brindó un refugio emocional que nunca antes había conocido". Rubén había perdido un hijo fruto de su segundo matrimonio tras quedarse viudo, y arrastraba la tristeza de haberse unido a una mujer por compromiso, sin amor ni convivencia real. La pareja terminaría por tener cuatro hijos, de los cuáles todos fallecieron. Fue durante el segundo matrimonio de Francisca, tras la muerte del poeta, cuando nació la madre de la periodista española.
"Mi abuela era analfabeta, él le enseñó todo. Fue una entrega total", confesó Rosa en su libro al respecto. Ella, deseosa de adaptarse, aprendió a cocinar platos de América Latina que a él le encantaban, como la sopa de tortuga, y se integró sin esfuerzo en el universo del poeta. Tanto Amado Nervo como el propio Rubén le enseñaron a leer y escribir, pero luego ella logró dominar el francés, y fue precisamente Nervo junto a Juan Ramón Jiménez quienes le dieron el apodo de Princesa Paca, por ser la compañera y amante del llamado Príncipe de las Letras.