Las grabaciones en las que Corinna zu Sayn-Wittgenstein desvela los sombríos y opacos negocios del rey Juan Carlos I en el extranjero ocupa buena parte de la centralidad mediática. Todos los ojos están sobre el asunto, pero la polémica no parece ir con el rey emérito. Juan Carlos permanece ajeno a todo y disfruta de buenas comilonas en pleno escándalo.

Durante su camino a Sanxenxo, donde iba a participar en una regata que finalmente no se celebró, paró en el conocido restaurante El Capricho, situado en León. La especialidad de la casa es la carne de buey, y el rey emérito no podía no probarlo. Según publica Vanity Fair, Juan Carlos acudió a comer con cuatro o cinco amigos, y degustaron un chuletón de buey poco hecho, tartar de atún, cecina y dos vinos.

Podemos pendiente y PSOE, a la espera

Unidos Podemos solicitó a Pedro Sánchez la creación de una comisión para investigar las grabaciones de Corinna. El presidente del Gobierno respondió a la petición de Alberto Garzón instándole a trabajar desde la comisión de los gastos reservados (extinta comisión de secretos oficiales) y tras las explicaciones del director del CNI, Félix Sanz Roldán.

"El Parlamento se dota de sus comisiones, tiene una de gastos reservados, y esperamos a las aclaraciones del director general del CNI y, a partir de ahí, actuaremos. Luego veremos el proceder", argumentó Pedro Sánchez durante su comparecencia ante el Congreso de los Diputados.