El sharenting -la práctica de compartir una alta cantidad de fotos, vídeos o información de los y las hijas en las redes sociales a manos de sus padres- está cada vez más a la orden del día. Y es que es muy común encontrar a famosos o influencers que caen en esta tendencia desde que nacen sus hijos. El último gran caso a nivel nacional que ha suscitado el eterno debate sobre si exponer a los menores en pantallas ajenas donde cualquier usuario puede tener acceso a su imagen, ha sido el de la cantante Soraya Arnelas, que hace una semana publicaba un vídeo de su hija Olivia sin sospechar la viralidad que iba a alcanzar. La idea original era simple: compartir una inocente grabación en la que su pequeña bailaba al ritmo de un pingüino animado imitando llevar una moto a modo de meme.
Sin embargo, el que fuera un sencillo vídeo de una niña bailando ha dado la vuelta al mundo, acumulando ya más de 113 millones de visualizaciones y logrando que medios internacionales comenten la noticia. Además de la popularidad alcanzada, lo que ha puesto en alerta a muchos usuarios de internet es el más de millón de guardados que posee la grabación, así como los miles de memes creados con Inteligencia Artifical que han inundado las redes sociales creando avatares digitales de Olivia que imitan su baile.
A raíz de ello, muchas divulgadoras sobre sharenting que advierten sobre los peligros que acarrea la sobreexposición infantil se sumaban en contra de la decision de la cantante de publicar el vídeo de su hija, describiéndolo como el ejemplo de lo que no hay que hacer. Una de ellas era @Medianochetube, que explicaba la situación y comentaba que había "cientos de cuentas haciendo memes de la niña utilizando Inteligencia Artificial y otros tantos usuarios tratando de viralizarse imitando a la menor". Además de ello, añadía: "Los comentarios en las redes son lamentables, llegando a la burla". "A la pequeña ya la han bautizado como 'La niña pingüino', y hay muchos padres poniendo a bailar a sus hijos para pegar el pelotazo también", decía. De esta manera, la activista concluía con un claro mensaje a los padres y madres: "Cada vez que subimos contenido sobre nuestros hijos en redes, perdemos el control sobre él".
🐧Hace unos días Soraya Arnelas publicó un vídeo de su hija bailando, imitando a un pingüino de dibujos animados.
— Medianoche (@Medianochetube) August 3, 2025
⚠️ En tan solo unos días, el vídeo se ha viralizado a nivel mundial, llegando a acumular más de 100M de visualizaciones y lo que es peor, más de 1M de guardados.… pic.twitter.com/va1pBdd5ay
El 'sharenting' se extiende
La misma divulgadora ha vuelto a recordar este lunes los riesgos de esta irresponsable conducta por parte de los padres y madres, esta vez en el marco de un polémico caso estadounidense muy reciente. Y es que tal y como describía una joven en sus redes, acababa de ser testigo en una playa de Estados Unidos de cómo una madre obligaba a sus hijos a hacer un castillo de arena para grabarles junto a él. Sin embargo, cada vez que la mujer encontraba que la construcción de los pequeños no era lo suficientemente "instagrameable" o estética, la destruía y les pedía empezar de nuevo. Tras varios intentos de los pequeños, finalmente la adulta les hacía un vídeo junto al castillo de arena, e inmediatamente después se dirigía a editarlo con rapidez. "En el momento en el que termina de editarlo, empieza a recoger sus cosas y se lleva a los niños", narra la joven que titulaba su vídeo publicado: "Una 'influencer' finge pasar un día en la playa con sus hijos".
Sobre ello, la activista contra la explotación infantil era muy rotunda. "Es importante que se sepa todo lo que hay detrás de esos vídeos aparantemente felices y de todas esas familias que sobreexponen a sus hijos para sacar rendimiento económico o social". En este sentido, la divulgadora también mencionaba el "derecho a la intimidad" de los menores, recogido en la Constitución, y que queda infringido con estas prácticas. "Los niños no pueden estar obligados a crear contenido en las redes sociales de los padres", decía para añadir que además estas situaciones poseen "consecuencias psicológicas para los menores".