El 24 de febrero de 2022, Rusia comenzaba una nueva ofensiva sobre Ucrania. Todo comenzaba en 2014, cuando surgía el movimiento conocido como el Euromaidán, la semilla de la rebelión ucraniana que acabó con la huída del expresidente ucraniano prorruso Viktor Yanukovich a Moscú. Lograron alejar a su país del Kremlin, pero las consecuencias no tardaron en llegar: la pérdida de Crimea, la guerra del Dombás... Esta última ofensiva, que aún a día de hoy continúa viva, comenzó en la capital, Kiev, pero los bombardeos e invasiones pronto se extendieron a la integralidad del territorio.

Todavía, tres años después, Vladimir Putin continúa dirgiendo con puño de hierro su invasión sobre Ucrania. Aunque el conflicto parece haber pasado a un segundo plano, los datos son demoledores: más de 2.000.000 millones de soldados rusos y ucranianos fallecidos o heridos, al menos 14.000 civiles muertos -más de 700 de ellos, niños-, más de 35.000 civiles heridos y más de 14.000.000 personas necesitan ayuda humanitaria.

Ucrania, resistencia y esperanza, el nuevo documental de Movistar Plus+, muestra la crudeza de esta guerra que ya se ha convertido en el mayor conflicto militar en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. En la producción, Sor Lucía Caram recorre el país mostrando los rostros y voces de un pueblo que resiste con coraje la crueldad del Kremlin. 

Desde el inicio de la invasión en 2022, la religiosa ha movilizado más de 158 ambulancias, 60 vehículos tipo pick-up, 3 hospitales de campaña, toneladas de medicamentos y generadores. Además, ha ofrecido refugio y tratamiento médico a más de 90 heridos y a decenas de familias en España, incluyendo a 527 niños. 

(P): ¿Temes que Ucrania se convierta en un conflicto olvidado?

(R): Hoy, Ucrania es un conflicto olvidado. Mi miedo es que en cualquier momento puede extenderse por el resto de Europa y no somos conscientes. Nos están entreteniendo con muchas cosas para no centrar nuestra atención en lo que realmente es una amenaza para Europa.

En el último viaje, en la última semana de septiembre, cuando íbamos llevando ambulancias, al pasar de Alemania a Francia o de Alemania a Polonia ya había control de fronteras. Se vive un ambiente pre-bélico que no ocurre desde la Segunda Guerra Mundial.

(P): ¿Quién nos está entreteniendo?

(R): Está clarísimo que importa mantener el negocio de las armas. Europa se está armando para una guerra. De hecho, el armamento de Europa se está vendiendo para Europa y Europa está comprando armamento en Estados Unidos para Ucrania.

Estoy en contra del negocio de las armas, pero entiendo que Ucrania necesita armas para defenderse, porque todas las poblaciones en este momento están siendo atacadas: guarderías, escuelas, hospitales. En el último viaje se respiraba mucho la guerra, y estoy convencida que los ucranianos están defendiendo las fronteras de Europa.

Europa se está armando para una guerra

Esta semana se le cayó la máscara a los rusos cuando dijeron que ellos no quieren la paz. No quieren dialogar, quieren conquistar de nuevo todo el terreno porque dicen que Ucrania es nazi. Putin se pensaba que en cuatro días iba a ser el rey del mambo y el rey de la paz, pero no es tan fácil la cosa.

Ucrania ve cómo se desangra su esperanza, para ellos la paz es un espejismo. Es un país de mutilados. En este momento, están reclutando 30.000 personas cada mes, y los cementerios se multiplican.

(P): ¿Tienes la sensación de que, a día de hoy, parece que unas vidas valen más que otras o que unas guerras son más importantes que otras? Desde el 7 de octubre de 2023, Gaza parece que ha acaparado toda la información.

R: Hay intereses políticos muy evidentes, y esto nos está hablando también de que se están dibujando unos bloques muy claros en el mundo. No nos olvidemos de quiénes son los que se están aliando con Putin. Te encuentras con la izquierda radical: Cuba, Venezuela, Irán. Y la gente de izquierda más radical de aquí no abre la boca respecto a lo de Ucrania, sino que se han puesto la camiseta de un genocidio que es real, pero han polarizado en él la atención.

Te quieren obligar a elegir entre un conflicto y otro, cuando no debe ser así. Tenemos dos conflictos muy graves. La fuerza de las manifestaciones para que se pare el genocidio es impresionante, ¿por qué no nos movilizamos por el tema de lo de Ucrania? ¿Quiénes están financiando todo lo otro? Son tan víctimas los de Gaza como la cantidad de gente que está muriendo y que ha muerto en Ucrania.

Se está utilizando una bandera para reafirmar unas ideologías. Resulta que si no te pones el pañuelo palestino eres facha. Hay suficiente ideología, religión y política para dividir, pero no para construir la paz.

Hay ideología, religión y política para dividir, pero no para la paz

(P): Después de tantos viajes a Ucrania donde has acompañado a niños, heridos en el frente, etc. ¿Cuál ha sido el momento más duro?

(R): La distancia que más me ha ayudado a mí es la proximidad, ponerme al lado de ellos. En el último viaje estaba con un chico que le faltaban las dos piernas y un brazo, y tenía una alegría impresionante y yo le dije: ‘gracias, porque cuando me queje de muchas tonterías me voy a acordar de ti’.

Es tremendo entrar en los hospitales donde están los heridos. Ver los cuerpos triturados de chicos de 18, 19, 20 años, impacta mucho. O cuando están con los niños y te dicen: “¿por qué nos odian tanto? ¿Qué les hemos hecho?”. Muchas mujeres quieren morirse por lo que están viviendo sus maridos y sus hijos, pero están luchando para llevar el pan a su casa o poder enviarles recursos a los que están en el frente. Están uno a diez en el frente, tanto en hombres como municiones. Es David contra Goliat.

(P): ¿Cómo es posible hablar de paz sin caer en la equidistancia entre el agresor y la víctima?

(R): Tiene que quedar muy claro quién es el agresor, que ha invadido, y quién es la víctima, que es un país que está siendo triturado. Cuando entran en las ciudades lo hacen arrasando, robando y violando. Mucha gente en Rusia no está de acuerdo y están siendo agredidos. También muchos son forzados para ir al frente, como en Ucrania. Hay víctimas de los dos lados.

(P): En el documental se habla de los niños ucranianos secuestrados por Rusia. Es un tema que apenas está trascendiendo.

(R): La sociedad no es consciente de esto. Documentados, hay más de 20.000 casos de niños desaparecidos, pero se piensa que son unos 200.000. Se abrió un corredor humanitario muy grande en Lugansk y ahí desaparecieron muchas mujeres y niños. El papá Francisco me decía que este era el problema más grave y que por eso estaban intentando hacer negociaciones, pero es muy poco lo que se ha conseguido.

Francisco me decía que cuando le presentaban a la alta comisionada para la infancia que había puesto Putin el tema de los niños, si no podían documentar que tenían padre y madre, les contestaban que los niños habían sido adoptados y estaban siendo formados para el ejército ruso.

La derecha está queriendo criminalizar al pobre y al inmigrante

Nosotros nos hemos entrevistado, hace dos meses, con niños que estuvieron en cautiverio y en familias rusas. Uno de ellos, de ocho años, estaba en casa de sus abuelos en Jersón cuando conquistaron la mitad de la ciudad. A sus los abuelos les dijeron que todos los niños de la escuela se iban de vacaciones a Crimea y el niño estuvo dos años sin ver a su familia hasta que pudieron recuperarlo.

Cuando al niño le preguntamos qué podíamos hacer por él, nos decía que no quería vivir. La psicóloga nos contaba que a estos niños de ocho o nueve años les despertaban a las cinco de la mañana para que fueran a entrenar y se convirtieran en fuertes guerreros.

Es una de las cosas por las que se ha pedido la captura internacional de Putin, ¿por qué no hablamos de esto?

(P): En España, la derecha se ha apropiado del discurso cristiano, de la moral, pero a menudo se usa contra los más vulnerables. Endurecen la vida de los pobres, los inmigrantes, las mujeres, etc. ¿Está la derecha perdiendo la compasión?

(R): La derecha ha perdido la compasión. Es la que ha hecho que gane Donald Trump, la que está de la mano de Vox. Hace poco, toda esta derecha ha asumido el discurso provida, pero el otro día el papa León XIV fue muy claro en esto: “No me vengan aquí diciendo que son provida porque están en contra del aborto si no respetan la vida de los inmigrantes, de los pobres”. Esto no es cristianismo, es mentira e ideología.

Si somos cristianos y defendemos la vida, defendemos también la de los más vulnerables. Están queriendo criminalizar al pobre y al inmigrante, y culpabilizarlo de todos los males que tiene la sociedad para tener réditos en votos y réditos políticos.

Los jóvenes, en las encuestas, apoyan a la derecha porque están canalizando la frustración: no tienen acceso a un sueldo digno, los alquileres son abusivos, la corrupción crece, etc. Esto está provocando una gran desafección a la política, pero los grupos de extrema derecha están creciendo en todos lados, también aquí, en el kilómetro cero. Son una amenaza y en cualquier momento van a dar el zarpazo.

(P): En el documental se ve como el papa Francisco, durante uno de vuestros encuentros, se refiere a ti en tono de broma como la "monja follonera". ¿Te sientes como una voz incómoda dentro de la Iglesia?

(R): Durante mucho tiempo mi discurso ha molestado dentro de la Iglesia. Yo siempre digo que los pobres son los que te terminan defendiendo, ahora no se meten tanto. Más de una vez he dicho que si quieren criticar, que vengan y trabajen primero.

Me he salido un poco del ámbito estrictamente eclesiástico porque me importan muy poco las críticas destructivas y las luchas ideológicas y dogmáticas. El Evangelio, para mí, es una fuerza de compromiso y esto es con lo que tengo que ser coherente. El que no está conmigo en esto está en mí contra, pero es su guerra no la mía. Mi lucha es contra la pobreza, contra la exclusión, la guerra y no contra los dogmatistas que se dedican a desencarnar la religión.

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