El pasado domingo, 9 de noviembre, el director general de la cadena británica BBC, Tim Davie, y la consejera delegada de la sección de Informativos, Deborah Turness, presentaban su dimisión en plena polémica sobre la emisión de un discurso fragmentado del presidente de EEUU, Donald Trump, en el que parecía alentar a sus simpatizantes a asaltar el Capitolio durante la incursión de enero de 2021. La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt llegó a acusar a la cadena de difundir fake news y esta preparaba unas disculpas. Sin embargo, Davie se adelantaba y reconocía haber cometido un "error" por la edición del discurso del presidente estadounidense. Así, apostó por la dimisión como manera de "asumir su responsabilidad".
Este martes, El Hormiguero debatía sobre el asunto en su mesa de actualidad, en la que intervenían Rubén Amón, María Dabán, Rosa Belmonte y Juan del Val. Pablo Motos, que era el encargado de introducir el tema, lanzaba un comentario que bien dejaba entrever su crítica: "Si tú comparas que en la BBC, porque han editado unas declaraciones de Trump, cortando algunas palabras, han dimitido su director y la directora de Informativos, dices: 'hostias, qué diferentes somos", decía, refiriéndose a la televisión pública española.
Rubén Amón tomaba entonces la palabra y aseguraba enternecerse frente a "la reacción de la televisión pública española ante la noticia de la BBC". El colaborador aludía a que, en el caso de la cadena británica, se trató de un "error de edición" y no "de la categoría de manipulación, que es lo que sucede con la televisión pública de unos años a esta parte, y no digamos desde que se ha legalizado la postura política".
"En la pública tenemos una programación orientada sistemáticamente a la vanagloria y propaganda del presidente del Gobierno con el dinero de todos y con el presupuesto de nuestra ética periodística", añadía Amón, que explicaba que Tim Davie fue nombrado por el Gobierno conservador y se mantuvo con el Gobierno laborista, "en función de un criterio básico, que es la neutralidad". "Si la televisión pública no es neutral, yo no quiero la televisión pública. Y en España la televisión pública lleva muchos años, ahora de forma más contundente, dedicándose específicamente a la programación política. Desde la mañana hasta la noche, cargando siempre sobre la propaganda que le interesa al presidente del Gobierno", se quejaba.
Su compañera Rosa Belmonte iba un paso más allá y afirmaba que "las televisiones públicas deberían ser fulminadas". El turno le llegaba a Juan del Val, que reflexionaba también sobre el papel de la ciudadanía con respecto a las televisiones públicas: "Podemos protestar todo lo que queramos por esto, pero también creo que la culpa la tenemos los ciudadanos, porque tú eres muy crítico cuando la televisión pública se mete con los que no son los tuyos, pero cuando son los tuyos ya no eres tan crítico".
El reciente Premio Planeta señalaba que "los ciudadanos deberíamos ser igual de críticos cuando ves que una televisión pública está manipulando la información, que es lo que sucede ahora, sin ninguna duda, pero también en la mayoría de autonómicas, por no decir en todas". "Por tanto, es un instrumento político y los ciudadanos lo toleramos, y no deberíamos tolerarlo. Ser igual de beligerantes ahora mismo, que un votante del PSOE podría ser igual de beligerante con Telemadrid que con Televisión Española. Esto es lo que no se puede consentir, y la culpa la tenemos nosotros", sentenciaba el escritor.
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