En una entrevista al diario El Español, la actriz Anabel Alonso ha hablado sin tapujos sobre si los actores son unos ‘rojos subvencionados’. La actriz conocida por dar siempre su más sincera opinión sobre asuntos políticas, y por lo que ha cosechado numerosos apoyos y alabanzas pero también muchas criticas en las redes sociales, ha querido dedicar parte de su entrevista a hablar sobre las subvenciones cinematográficas. La actriz nunca ha tenido problema para posicionares ideológicamente y siempre ha alzado la voz por las causas que ella considera. 

La mejor actriz de teatro de los Fotogramas de Plata en dos ocasiones, por su papel en 'Nunca estuviste tan adorable' y 'Confesiones de mujeres de 30', y mejor actriz de televisión, en 1993, por su trabajo en la serie 'Los ladrones van a la oficina' ha apostillado la “rabia” que le dan este tipo de comentario: "Luego ves los suplementos culturales de los diferentes periódicos conservadores y son una maravilla". 

"La verdad es que no sé por qué piensan eso. Es algo que sólo pasa en este país. En ningún país europeo pasa. Y la derecha en España siempre ha sido muy culta e ilustrada", ha expresado. En su juicio, lo que ocurre es que los actores que son altavoces muy importantes en esta sociedad, y a su vez, deben tener una sensibilidad  con diferentes causas sociales se les “tacha de rojos por ese hecho”. 

Para Alonso es "lícito que un actor diga lo que piense y reivindique". "Entonces, ¿qué quieren?, ¿pensamiento único? Me parece muy injusto que nos estigmaticen de esa manera. Además, uno puede tener ideas progresistas y que te las rebatan, pero a ese odio no le encuentro sentido", ha apostillado. 

Desde su experiencia personal, la actriz ha asegurado que le han denominado “subvencionada” en varias ocasiones. "Bueno, a mí me han llegado a decir que Podemos me había pagado 4 millones de euros. Imagínate", ha expresado con un tono irónico. 

Para finalizar, la actriz ha argumentado lo qué le pide a la derecha española, por ello, ha mencionado que le gustaría que sean  "como la derecha europea, como los conservadores en Reino Unido, o una derecha cristiana, pero que no comulgue con ciertos discursos y que no colabore en lanzar estos mensajes". "Toda radicalidad habría que desterrarla de todos los partidos", ha zanjado.

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