Hoy, 25 de octubre, es el Día Internacional del Artista, una celebración que pretende poner en valor su contribución a la sociedad, en todas sus vertientes. Desde El Telescopio hemos querido rendir nuestro pequeño homenaje a todo este colectivo que hace que nuestra vida sea más agradable, pero también más fácil y cómoda porque va más allá de la creación pura y se extiende a nuestra vida diaria en forma de diseños, experiencia de usuario en aplicaciones y webs y mil aportaciones más, que a veces, por desgracia, pasamos por alto.

Eso nos explica Vanessa Ruiz, coordinadora académica del grado de Diseño Digital de U-tad, un centro universitario de tecnología y arte digital asociado a la universidad Camilo José Cela y especializado en dar respuesta a perfiles profesionales orientados hacia la tecnología.

La tecnología ha cambiado el mundo del arte

Vanessa Ruiz: “La tecnología ha cambiado bastante el mundo del arte”,

“La tecnología ha cambiado el mundo del arte”, afirma, “sobre todo la manera de trabajar, ha dado lugar a nuevos perfiles profesionales y ha cambiado todo el proceso de trabajo”.

Cara y cruz 

Pero advierte de que no todo el monte es orégano: “Tiene sus consecuencias positivas y negativas”. Explica que se está produciendo, “con la transformación digital”, un proceso de “automatización y simplificación con estas nuevas herramientas. Los efectos a veces son un poco peligrosos en el sentido de que hemos perdido el foco de que lo importante es entender que todas las herramientas digitales tienen que estar al servicio de la creatividad, no son un fin en sí mismas”.

Además, la proliferación de todo tipo de ayudas tecnológicas para el mundo artístico está reduciendo la variedad. “Hoy en día, las herramientas y los programas informáticos te dan una cantidad de variables que puedes utilizar  y que ofrecen más posibilidades. El problema es el uso que se haga de ellas. Porque, al final, si esa herramienta te da las opciones a, b y c y todos los artistas acaban utilizándolas, todos se parecen, se tiende a esa estandarización”, señala Ruiz.

Nos explica cómo “se corre el riesgo de que cada vez más, si se entiende mal el uso de esas herramientas digitales, se tiende a que las obras sean más estandarizadas, son como series de una misma moneda, porque se piensa que la herramienta digital es capaz de crear por sí sola y no es así. Es necesario que nosotros pensemos, ideemos, creemos y que utilicemos la herramienta para una mejor representación de esa idea o ese proyecto”.

La capacidad de conceptualizar y conectar con la audiencia es lo que diferencia a un diseñador de otro

Experiencia

Ella, que lleva siete años formando a artistas y profesionales de otras ramas relacionadas con el arte, como el diseño, apunta al proceso de aprendizaje como el aspecto fundamental: “El problema es que se está poniendo el foco en que las herramientas son lo importante. Y tienen que estar al servicio de tu creatividad. La capacidad de conceptualizar y conectar con la audiencia es lo que diferencia a un diseñador de otro”.

Y apunta, desde su conocimiento de la formación universitaria en la dimensión más artística y de conceptualización: “Se debe empezar siempre por el medio analógico. Tan importante es desarrollar en el alumno esa mentalidad creativa, ese pensamiento crítico, esa capacidad de intentar solucionar determinado tipo de problemas que nos puede crear el día de mañana el cliente. Y ese paso tiene que ser un poco gradual, para luego manejar la herramienta al servicio de esa idea”.

La evolución educativa de todo artista debe ser empezar por la parte conceptual

Evolución

Por eso, afirma que “la evolución educativa de todo artista debe ser empezar por la parte conceptual para luego pasar a la herramienta, los instrumentos”.

Esa es, a su juicio, la clave: “Las competencias que se exigen a todo artista hoy en día son la creatividad, innovación, capacidad de comunicación, de asimilar lo que el usuario quiere y de contactar con él”. Por eso, “todo artista debe tener capacidad de conceptualización”.

Por tanto, “hay dos competencias que es importante trabajar. Una está relacionada con las herramientas digitales y el mundo tecnológico. Y otra son las que están más relacionadas con la conceptualización, la idea, la creatividad, la capacidad de innovación”.

Estas últimas no deben ser obviadas: “No hay que dejarlas de lado, que es un poco el riesgo que hoy se produce con esa aceleración de la digitalización que el Covid-19 yo creo que ha dejado bastante en evidencia”.

Disponemos de una gran cantidad de plataformas y medios a la hora de exponer

Otros cambios

Pero el impacto de la tecnología en el mundo del arte no se reduce a la creación, sino también al resto de la actividad artística. Como señala Ruiz, “a todo artista se le exige que tenga un conocimiento de las herramientas digitales y de las plataformas de visualización donde toda su obra creativa se va a plasmar, ya sea una web, redes sociales…”.

Otro aspecto clave de la innovación tecnológica es que “ha dado lugar a nuevos perfiles profesionales el mundo del arte y del diseño, como la ilustración digital, diseño de experiencia de usuario, de aplicaciones e interfaz, todo el campo relacionado con el branding y la dirección de arte, pero muy enfocado a las nuevas plataformas y canales de digitalización, que son muy amplios”.

Y aporta otras ventajas, como “la cantidad de plataformas y medios que tenemos a la hora de exponer. Hablamos incluso de blockchain para la venta. La idea de tokenizar esas obras digitales para crear colecciones y exponerlas en marketplaces para vender nuestras obras. ”

Para teminar, se despide con una frase que resume su punto de vista: “La digitalización tiene muchas cosas positivas, pero hay que saber utilizarla y controlarla