Según la Sociedad Española de Neurología [SEN], en nuestro país alrededor de 400.000 personas padecen epilepsia y otras 100.000 personas sufren de Parkinson. Unas cifras que, además, crecen cada año. En el caso del Parkinson, una causa importante de ese incremento es el envejecimiento de la población y el aumento de la esperanza de vida. 

Pero, de momento, ese medio millón de personas y sus familias pueden alegrarse hoy con una buena noticia: puede que el tratamiento de ambas enfermedades pueda mejorar de forma muy significativa en un breve período de tiempo. Y no solo eso, los nuevos implantes podrían beneficiar a muchos otros pacientes neurológicos. 

Los dispositivos se pueden fabricar en impresoras 3D convencionales

Dispositivos flexibles
"El cerebro es uno de nuestros órganos más vulnerables", afirman los expertos del Massachusetts Institute of Technology [MIT]. Sin embargo, los implantes cerebrales se suelen fabrica con metal u otros materiales rígidos que, con el tiempo, pueden provocar inflamaciones y la aparición de cicatrices. 

Así se imprimen los electrodos

Así se imprimen los electrodos

Un grupo de ingenieros del MIT están trabajando en desarrollar impantes blandos y flexibles que puedan adaptarse a los contornos del cerebro y monitorizar su actividad durante períodos de tiempo más largos, sin provocar daños en los tejidos circundantes. Una buena noticia para las personas que padecen epilepsia, depresión profunda o Parkinson, por ejemplo.

El equipo está liderado por Xuanhe Zhao -profesor de ingeniería mecánica e ingeniería civil y medioambiental- y ya ha desarrollado un sistema para imprimir en 3D sondas neuronales y otros dispositivos electrónicos que son tan blandos y flexibles como la goma. 

Se puede analizar la actividad de una neurona concreta

Polímero para impresoras 3D
Los dispositivos están hechos de un tipo de polímero [plástico blando] que conduce la electricidad. Normalmente se utiliza una solución líquida, pero los investigadores del MIT han sido capaces de transformarla en algo similar a la pasta de dientes, lo que permite usarla en impresoras 3D convencionales. 

Por ejemplo, han sido capaces de crear un electrodo que han implantado en el cerebro de un ratón. Según el animal se movía con libertad en un entorno controlado, la sonda neuronal fue capaz de analizar la actividad de una neurona específica. Monitorizar su actividad puede ofrecer una imagen con mayor resolución de la actividad cerebral. Además, puede servir para diseñar terapias personalizadas e implantes de larga duración para diferentes enfermedades neurológicas. 

Aunque se trata de una prueba de concepto, "esperamos que al demostrarla [...] esta tecnología pueda usarse para crear distintos dispositivos con rapidez", explica Hyunwoo Yuk, que colabora con Zhao en este proyecto. "Se puede cambiar el diseño, el código para imprimirlo y generar un nuevo diseño en 30 minutos. Con suerte, esto acelerará el desarrollo de interfaces neuronales completamente realizados en materiales blandos".