Se acercan las navidades y en la redacción telescópica nos empieza a entrar el vértigo de todos los años al pensar en los regalos para hijas, sobrinos y demás: ¿qué juguete es mejor, cuánto tiempo le va a durar, qué pasa si no le gusta, realmente va a servir para su desarrollo? Porque lo sabemos, todos los  años es lo mismo: juegan con ellos tres veces y luego se acumulan en sus habitaciones, algunos sin estrenar siquiera. Eso, sin hablar del gasto y del impacto en el medioambiente de tantos plásticos y demás materiales o de la energía consumida en su fabricación.

Por suerte, ha llegado hasta nuestros oídos una startup que propone una solución que, en principio, nos parece más que interesante y que resuelve todas esas cuestiones. Se llama Kidalos y hemos hablado con una de sus cofundadoras, Andrea Enríquez, para confirmar si es así.

Queríamos crear un modelo sostenible, sin que los niños tengan que renunciar a jugar

El problema

Su historia, como la de muchas otras emprendedoras, nace con el descubrimiento del problema. Andrea y su hermana gemela Vanessa [la otra cofundadora], que tienen “un espíritu emprendedor casi innato”, después de una navidad “y una visita a los sobrinos, vimos la realidad: habitaciones llenas de juguetes”.

El siguiente paso fue plantearse “crear un sistema que dé solución a esto, sin que los niños tengan que renunciar a jugar, porque es necesario que lo hagan. Que sea de una forma sostenible pero que las familias puedan hacerlo mejor y evitar la frustración de haber gastado dinero en un juguete y que no le hagan caso. Era buscar un modelo que encajara estas piezas”.

Así nace Kidalos, “una plataforma para alquiler de juguetes”. Andrea lo llama “el Netflix de los juguetes”, porque “con una cuota mínima tienes acceso a un catálogo muy amplio, que te da opción a probar juguetes que quizá de otra forma o no los comprarías o te da miedo que no les vaya a gustar. Puedes tener acceso a esta prueba constante y, en el caso de que un juguete guste mucho a una familia, se lo pueden quedar”.

Estamos seguras de que el futuro va hacia la economía circular

Comienzos

La inspiración vino al conocer el modelo de economía circular: “Estamos seguras de que el futuro va hacia ella y queremos cambiar las reglas del juego y demostrar que es positivo en todos los aspectos. Es verdad que puede haber familias que no están tan sensibilizadas por la sostenibilidad, pero quizá sí les interese por la parte económica”, razona.

Una vez que tuvieron la idea, la contrastaron: “Empezamos a hacer entrevistas a familias en colegios y ver el feedback que recibíamos. Era muy positivo. A partir de ahí fuimos trabajando de la mano de las primeras familias y hasta hoy”, relata.

El lanzamiento se produjo en mayo. Desde entonces, “el crecimiento ha sido orgánico para validar la idea y el servicio, que se ajusten a las necesidades de las familias. Y ahora empezamos a darnos a conocer”.

Su objetivo es “posicionar Kidalos como la referencia en juguetes. Es un gran reto, porque la economía circular no está tan asentada. Pero por la respuesta que estamos recibiendo, creemos que puede encajar mucho”.

Cerrar el círculo

Uno de los aspectos que más han cuidado es el tipo de juguetes disponibles. Todos han sido seleccionados por una educadora y son “de alto valor para los pequeños”. Aunque reconoce que ese planteamiento inicial está abierto a modificaciones: “A lo mejor el mercado nos lleva a que la gente nos pide otro tipo de juguetes y cambiamos”.

Además asegura que quieren “cerrar el círculo” una vez que se acabe la vida útil de los juguetes. “Queremos enfocarnos en el upcycling de los juguetes. Una de nuestras propuestas es, en lugar de tirar los juguetes desechados, crear unas estanterías para la habitación o algún tipo de mobiliario para reducir al máximo el impacto. Pero todavía no estamos en ello porque estamos empezando”.

Su solución no solo está orientada a familias, también a empresas y fundaciones. Uno de sus proyectos para estas navidades es, en colaboración con la fundación de Ricky Rubio, “para ver cuál es el impacto en niños que están en hospitales durante largos períodos de tiempo”.

Fácil, pero no tanto

Asegura que todavía no han pasado por un momento crítico. “Hemos tenido un inicio bastante dulce, porque desde el principio hemos contado con el apoyo del ayuntamiento de Barcelona y hemos ganado el imaginPlanet Challenge”, un premio para emprendedores enfocados hacia la sostenibilidad, lo que les ha abierto las puertas al patrocinio por parte de CaixaBank. Pero son conscientes de que llegará: “Estamos seguras de que todavía tenemos muchos retos por delante”.

Le pedimos que dé un consejo para quienes estén pensando en emprender y no se acaban de decidir. “No es fácil”, responde entre risas. “El nivel de sacrificio, esfuerzo y dedicación no es fácil. Las dos cofundadoras venimos de trabajos por cuenta ajena y el salto es significativo, porque es tu proyecto y los recursos con los que vas a empezar no son los mismos que cuando trabajas en un ambiente corporativo. Aquí depende de tu propio sacrificio y voluntad”.

Aun así, asegura que merece la pena. “Animo cien por cien a dar el paso, aunque no sea un camino fácil. Es como un máster: aprendes cada día, te conectas porque hay un ecosistema cada vez más grande, puedes conocer a mucha gente y aprender mucho por el camino. Si realmente lo sientes y validas un poco la idea antes de lanzarte, salta y hazlo”.