Félix Martín Aguilar lleva desde 2015 trabajando con móviles reacondicionados, tanto en Sudáfrica, como en Europa. Si hay alguien que conozca bien esa industria, es él. Y, según los datos que maneja, “ahora mismo hay 16.000 millones de teléfonos móviles en el mundo y se estima que más de 5.000 millones van a ser basura electrónica”.

Acaba de lanzar un proyecto de emprendimiento con el que espera paliar ese problema. Se llama Alinqindoi y permite comprar y vender teléfonos móviles usados, con todas las garantías, además de poder reacondicionar tu propio terminal si quieres conservarlo.

Se estima que más de 5.000 millones de móviles van a ser basura electrónica

Más basura electrónica

“A pesar de que la gente cada vez quiere más reacondicionados -con garantía, eso sí- solo un 4% de los teléfonos está volviendo a la economía circular. Por tanto, todavía se está generando un montón de basura electrónica a la que se le podría dar una segunda vida”, explica Félix Martín Aguilar.

Las causas de la llegada de estos 5.000 millones de móviles a la basura son diferentes. Por un lado, fabricantes y distribuidores cada vez lo ponen más difícil. ¿Recuerdas lo fácil que era cambiar una batería hace unos años? Inténtalo ahora, a ver si eres capaz. Por otro, tampoco para las personas es fácil dar una segunda vida a sus terminales.

Los fabricantes cada vez más imponen restricciones para que se pueda dar una segunda vida a esos teléfonos

Impulso al reacondicionamiento

Martín Aguilar es cofundador de Eurefas, la asociación europea de reacondicionadores. “Llevamos casi ocho años haciendo este reacondicionamiento”, explica. Y pone el dedo en la llaga: “Los fabricantes cada vez más imponen restricciones para que se pueda dar una segunda vida a esos teléfonos. Ahora lo que hacen es parear elementos dentro del teléfono, para que tengan que funcionar el uno con el otro, de forma que te obligan a cambiar ambos, lo que incrementa el coste”.

Aunque reconoce que se han hecho algunos esfuerzos, pero sin grandes resultados: “Algunos fabricantes han creado programas para ofrecer diferentes componentes, pero los precios no funcionan”.

Por eso, Eurefas ha estado impulsando principalmente dos iniciativas. Una es “el derecho a reparar. Y esto empieza a dar ciertos resultados. Se intenta que cualquiera, incluso individuos, tengan el derecho a repararlos. Estimamos que un 70% de los cambios de teléfono son por problemas de batería. Si fuera muchísimo más sencillo cambiarlas, se podría hacer”.

La segunda es “asegurar que los fabricantes eviten la obsolescencia programada, que hace que el teléfono no dure porque el software no sea compatible o porque no haya piezas en el mercado para repararlo cuando se rompe”.

Martín Aguilar explica que “ya hay una normativa de la UE que obliga a los fabricantes a mantener la disponibilidad de las piezas y el software por cierto tiempo y estamos intentando que sean diez años”.

Hay mucho que andar, pero parece que empezamos a estar en el camino y hay iniciativas y una concienciación muchísimo más grande para que sepamos que el teléfono no se puede quedar en el cajón. No podemos meter más basura electrónica.

Aliqindoi

Alinqindoi llevó a cabo un análisis de “por qué en España no se revenden o dan su teléfono para que entre en la economía circular”, explica este emprendedor. Sus conclusiones reflejaron “dos motivos principales. La primera, el precio que podían obtener, porque cuando te lo recompran los propios vendedores es una cifra baja, porque la cadena de valor es bastante larga y comisionan diferentes actores, así que la gente se lo queda porque no merece la pena. La otra opción es venderlo en aplicaciones de anuncios clasificados. Pero ahí está el segundo aspecto: la falta de confianza. Tanto en el estado del terminal, como tener que encontrarte con la persona para que lo pruebe o para que me dé el dinero”.

La aplicación de Martín Aguilar hace la verificación de la condición y del funcionamiento de los aparatos que se van a vender, antes de que se publiquen en la plataforma. “Además, automatizamos el pago y la logística. No te tienes que encontrar con nadie. Alguien que quiere vender un móvil le da a subir y comienza una batería de tests, te ofrece un precio de compra y, si no te convence, puedes listarlo como si fuera Wallapop. Se recoge el móvil, se entrega y el comprador vuelve a hacer los tests. En ese momento, el dinero -que estaba en un wallet- se entrega y se cierra el flujo”.

Una solución que, “desde el punto de vista de viabilidad económica, es mucho mejor”, porque “reacondicionar esos aparatos es mejor que reciclar los componentes”.