El pasado mes de junio, nacía un proyecto que llamaba la atención, no solo del sector de la energía, sino también del gastronómico. El Cenador de Amós, un restaurante de primer nivel (cuenta con tres estrellas Michelin y tres Soles Repsol) situado en la pequeña localidad de Villaverde de Pontones (Cantabria) anunciaba que instalaría placas solares sobre su tejado para generar su propia energía. Hasta aquí, todo normal. La diferencia estaba en que compartiría los kilovatios con un total de 15 hogares del pueblo que quisiesen apuntarse a esta comunidad solar. En total, se evitaría la emisión a la atmósfera de 4.470 kg de CO2 al año.

El modelo de “generación distribuida y autoconsumo, 100% renovable” había sido diseñado por Repsol y tiene como objetivo “acercar la generación de energía al punto de consumo a través de comunidades solares ubicadas en núcleos urbanos”.

Se dará especial importancia al impacto social y de género, además de la inclusión de personas vulnerables

Ayudas

Ahora, estas comunidades energéticas pueden convertirse en algo cada vez más frecuente, porque el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico [MITECO] abre hoy el plazo para solicitar ayudas a proyectos piloto de este tipo.

Los 40 millones de euros de presupuesto con los que cuentan tienen como objetivo “impulsar más de 40 iniciativas de comunidades energéticas que promuevan la innovación social y la participación ciudadana en renovables, eficiencia energética o movilidad eléctrica”, señala el Ministerio. Además, “se dará especial importancia al impacto social y de género, la inclusión de consumidores vulnerables como socios o miembros y el desarrollo de proyectos en municipios de reto demográfico y de Transición Justa”.

El plazo de presentación de solicitudes permanecerá abierto hasta el 1 de marzo, a través de la sede electrónica del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), organismo encargado de la gestión de las ayudas.

Se destinarán 10 millones a proyectos pequeños y 30 a otros medianos o grandes

Dos convocatorias

El programa CE-IMPLEMENTA se divide en dos convocatorias. La primera destina 10 millones a proyectos de pequeño tamaño que no superen el millón de inversión y con ella se espera promover más de 21 iniciativas innovadoras. La segunda contempla 30 millones para impulsar casi una veintena de proyectos de tamaño mediano o grande, con una inversión superior al millón. Las ayudas se otorgarán en régimen de concurrencia competitiva y cubrirán hasta el 60 % de los costes subvencionables del proyecto.

Esta concurrencia priorizará, por una parte, proyectos que integren instalaciones de diferente naturaleza y combinen energías renovables eléctricas, térmicas, eficiencia energética, movilidad sostenible y/o gestión de la demanda; “con objeto de incentivar que se adopten soluciones en sectores más difíciles de descarbonizar”, según el MITECO. 

Proyectos subvencionables

Podrán beneficiarse de esta línea de ayudas aquellas entidades jurídicas, públicas o privadas, que fomenten la participación en el sector energético de actores que tradicionalmente no han participado en el mismo, mediante proyectos en cinco áreas de actuación: energías renovables eléctricas, térmicas, movilidad sostenible y gestión de la demanda.

En el área de las energías renovables eléctricas podrán optar a las ayudas las actuaciones asociadas a biomasa, biogás u otros gases renovables, eólica, hidráulica y solar fotovoltaica. En renovables térmicas, se contemplan ayudas a los proyectos con aerotermia, biomasa, biometano, geotermia, hidrotermia y solar térmica.

En el ámbito de la eficiencia energética, se incluye la mejora de la envolvente térmica. También son subvencionables proyectos de movilidad sostenible, como la adquisición de vehículos eléctricos y la implantación de infraestructuras de recarga.

Finalmente, en lo relativo a la gestión de la demanda se contemplan ayudas al almacenamiento detrás del contador, nuevos aprovechamientos de baterías vehiculares (segunda vida de baterías) o servicios de flexibilidad de la demanda.

Entre los costes subvencionables se incluyen los administrativos o de gestión de la solicitud y de justificación de la ayuda, la elaboración de los proyectos técnicos, los costes de redacción de los pliegos y los de ejecución de las obras, así como la inversión en equipos y materiales.

Las ayudas se otorgarán a través de una subvención a fondo perdido, que será percibida por el beneficiario, con carácter definitivo, una vez se verifique la ejecución del proyecto y se certifique la inversión. "Al objeto de facilitar la financiación de los proyectos, se podrá anticipar el 80% de la ayuda concedida".

El impacto de las comunidades energéticas va más allá del sector energético

Impulsar la participación activa

“Las comunidades energéticas son entidades que no buscan una rentabilidad financiera, constituidas para impulsar y facilitar la participación activa de los consumidores en el sistema energético y mejorar la gestión de la energía mediante una gobernanza basada en la participación abierta y voluntaria de sus miembros”, señala el ministerio. “Asimismo, están controladas por socios con vinculación con el territorio, por lo que los beneficios medioambientales, económicos y sociales que aportan revierten de manera directa en el entorno en el que se constituyen”, añade.

Según su criterio, “el impacto de las comunidades energéticas va más allá del sector energético, puesto que ayudan en la lucha contra el cambio climático y la pobreza energética, y promueven mejoras sociales en la comunidad, por lo que son especialmente interesantes para los municipios de reto demográfico”;

Otro punto fuerte es que “al estar cercanas al territorio, conocen sus puntos sensibles y las ventajas que pueden ofrecer, al tiempo que ayudan a dinamizar la actividad local, generar empleo y fijar población”. Por ese motivo, argumenta el MITECO, ”están alineadas con el compromiso del Gobierno por la transición justa y la lucha contra la despoblación”.

Agrupaciones nuevas o existentes

En cuanto a la naturaleza de las comunidades, pueden ser agrupaciones o cooperativas existentes que entran en el ámbito energético o nuevas creadas para ese fin. También puede tratarse de proyectos colectivos, “que promueven un pequeño parque solar o eólico a las afueras de un municipio u otros más integrales que combinen distintas tecnologías”. 

El ministerio también destaca que “las comunidades energéticas permiten extender la cultura cooperativista al ámbito energético, tanto en la generación como en el consumo de energía, ya que quienes forman parte de ellas son, a su vez, productoras y consumidoras de su propia energía limpia, lo que redunda en una mayor democratización del sistema energético y en un importante ahorro para el consumidor final”.