El pasado 5 de julio, entraron en vigor los impuestos compensatorios establecidos por la Unión Europea a los vehículos eléctricos (VE) procedentes de China. Es un paso más en la guerra económica entre las dos potencias, que se extiende más allá de los automóviles y las renovables.
Estas tasas nacen como consecuencia de la interpretación de la UE de que las ayudas a esta industria por parte del país asiático suponen posibles daños a su homónima europea y, por tanto, al progresivo abandono de los motores de combustión interna.
Los impuestos de la UE a los VE chinos son un paso más en la guerra económica
Guerra
Los impuestos establecidos por la UE oscilan entre el 17,4 y el 37,6 por ciento del precio de importación, que se añade a la tarifa ya existente del 10 por ciento a vehículos importados.
Según Uri Dadush y Conor McCaffrey, investigadores del grupo de análisis Bruegel, esto supone “una barrera enorme para una industria en la que los márgenes de beneficio medios se sitúan típicamente en el rango entre el 4 y el 8 por ciento”.
A pesar de que pueda parecer que las importaciones de VE chinos no son significativas, según estos autores son cada vez mayores. Y, sobre todo, “la mayoría proceden de joint ventures de fabricantes de la UE y China; y de Tesla, que es el mayor importador”.
China está comenzando a investigar algunas exportaciones de la UE
Represalias
Por su parte, China no parece estar dispuesta a quedarse de brazos cruzados y también tiene su estrategia en esta guerra económica. De momento, “está comenzando su propia investigación sobre algunas exportaciones de la UE, como el coñac”.
Los expertos de Bruegel señalan que el gobierno europeo ha abierto una ronda de consultas con el chino para resolver esta disputa, algo que debe suceder en el marco regulatorio de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Y, según este, China no puede tomar represalias, a menos que ponga en cuestión la medida de la UE y que el fallo de la OMC sea a su favor.
Argumentos
Según la UE, los fabricantes chinos se benefician de diferentes ventajas, que les permiten ofrecer sus vehículos a un precio inferior al que deberían. En primer lugar, están las baterías y los materiales con los que se fabrican, que tienen un precio menor en el propio país que el de exportación.
Otros aspectos que podrían afectar a la competencia, desde el punto de vista europeo son el acceso a una financiación preferente, la concesión de ayudas por parte del gobierno chino por cada vehículo vendido y el uso del suelo [que en China es propiedad del Estado] gratis o a precios por debajo del de mercado.
Protección europea
La UE argumenta que la industria de los vehículos eléctricos es todavía demasiado joven como para aguantar esa competencia. Los expertos de Bruegel, por su parte, afirman que la cadena de valor del sector comparte muchos elementos con la del de combustión interna, como ponen de manifiesto los híbridos.
Desde el punto de vista de estos analistas, los impuestos compensatorios “se aplican a alrededor de 10.000 millones de euros en importaciones anuales [en 2023], una cantidad minúscula en relación a los 17 billones de la economía de la UE”. Es decir, “su efecto macroeconómico será imperceptible”.
Sin embargo, su estudio refleja consecuencias a más largo plazo: “Si se aplican durante cinco años, serán difíciles de revertir y tendrán consecuencias significativas para el sector de la automóvil”.
Sus cifras apuntan a que el precio en modelos similares o idénticos puede ser hasta el 50 por ciento más alto en la UE. Pero estos impuestos “capturarán la mayor parte del beneficio de las compañías que exporten desde China”.
El efecto fundamental, explican, será un incremento de precios por parte de los exportadores, que tendrá un impacto directo en la factura que paguen los consumidores. La consecuencia principal de esa subida será “un daño directo adicional al reducir la transición verde y hacer más confuso el mensaje de la Comisión Europea sobre su urgencia y enorme importancia”.
Además, “los consumidores de la UE que necesiten un coche y tengan que lidiar con los precios altos, se verán afectados especialmente”.