Si estás leyendo esto, damos por hecho que sabes hacerlo y, probablemente, escribir también, con mayor o menor soltura. En España y muchos otros países del “primer mundo”, en los que la educación es obligatoria durante la infancia y adolescencia, casi hemos perdido el concepto de analfabetismo. Sin embargo, no es así entre gran parte de la población mundial.

En nuestro país, la tasa de analfabetismo es de 64 personas por cada 1.000 habitantes, en mayores de 10 años, según cifras del Instituto Nacional de Estadística. Entre los mayores de 65 años, la cifra nacional asciende a 214 e incluso llega a 237 en zonas rurales; lo que da una idea del enorme avance que se ha producido en muy poco tiempo, gracias a la educación obligatoria.

La cifra de personas analfabetas en la infancia y adolescencia es de 617 millones

Camino por recorrer

Pero, en el mundo hay 773 millones de personas jóvenes y adultas que no poseen las competencias básicas en lectoescritura. Y, en la infancia y la adolescencia, la cifra es de 617 millones. Como señala Naciones Unidas, “asegurar que todos los jóvenes y una proporción sustancial de adultos alcancen la alfabetización y la aritmética es uno de los diez objetivos del ODS 4: Educación”.

Como ya te hemos contado muchas veces en El Telescopio, los ODS son los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, cada uno de los cuales cuenta con sus propias metas. 

Durante la pandemia, muchas personas sin alfabetización suficiente han tenido un acceso limitado a información vital

Impacto de la pandemia

Por si fuera poco, la pandemia de Covid-19 ha provocado la interrupción de la educación del 62,3 por ciento de la población estudiantil mundial [1.090 millones], como consecuencia del cierre de las escuelas.

La ONU también denuncia que “muchos jóvenes y adultos con poca o ninguna capacidad de alfabetización han tenido un acceso limitado a información vital debido a la ausencia de planes de respuesta durante la pandemia que abarquen este problema”.

Este año, el objetivo es reducir la brecha digital, que generó más desigualdad en la educación durante la pandemia

Día Internacional de la Alfabetización

Por eso, hoy 8 de septiembre, se celebra el Día Internacional de la Alfabetización, como cada año desde 1967, “para recordar al público la importancia de la alfabetización como factor de dignidad y de derechos humanos, así como para lograr avances en la agenda de alfabetización con miras a una sociedad más instruida y sostenible”.

Este año, además, la iniciativa se centra en reducir la brecha digital. Algo que quedó de manifiesto durante la pandemia: “La rapidez con que se pasó a un aprendizaje a distancia también dejó al descubierto la fractura digital que persiste en términos de conectividad, infraestructura y capacidad para utilizar la tecnología, así como las desigualdades que existen en otros servicios, tales como el acceso a la electricidad, algo que limita las oportunidades de aprendizaje”, explican desde la UNESCO.

La alfabetización es un factor del desarrollo sostenible que ayuda a escoger la manera de vivir más conveniente

Capacitación clave

Desde la institución destacan cómo la pandemia ha puesto de manifiesto el papel que desempeña la capacitación en lectoescritura y aritmética: “Más allá de su importancia inherente como elemento del derecho a la educación, la alfabetización permite que las personas se emancipen y mejoren sus vidas proporcionándoles más capacidades para escoger la manera de vivir que pudiera resultarles más conveniente”.

Pero no solo eso, también es “un factor del desarrollo sostenible. La alfabetización es parte integrante de la educación y el aprendizaje a lo largo de toda la vida basados en el humanismo, tal como lo describe el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 y, en este sentido, es esencial para la recuperación centrada en el ser humano tras la crisis de la Covid-19”.

Por eso, el Día Internacional de la Alfabetización 2021 examinará “de qué manera la alfabetización puede contribuir a construir cimientos sólidos para una recuperación basada en el ser humano, haciendo hincapié en las interacciones entre la alfabetización y las competencias digitales que necesitan los jóvenes y adultos no alfabetizados”.

Soluciones

La UNESCO aboga por soluciones de aprendizaje a distancia, presencial e híbrido, que han demostrado durante la pandemia ser las más eficaces para dar respuesta a “las necesidades específicas de alumnos heterogéneos en condiciones difíciles”.

Desde la organización destacan “la necesidad inmediata de dotar a quienes se encuentran en entornos digitales de competencias de lectura, escritura y digitales adecuadas, intensificando al mismo tiempo los esfuerzos para reducir la brecha digital”.

Para conseguirlo, “se ha de prestar atención a varios ámbitos normativos, en particular proponiendo programas de alfabetización con soluciones no tecnológicas o de baja tecnología para quienes no tienen acceso a Internet y/o a la electricidad, estudiando tipos de aprendizaje basados en la tecnología que faciliten la adquisición de competencias de lectura, escritura y digitales; y garantizando un acceso equitativo a una alfabetización inclusiva y de calidad”.