En más de una ocasión surge el cuestionamiento acerca de si puede perjudicar a la salud el uso del teléfono. El boom que vive la sociedad actual en torno al smartphone, hasta convertirlo en una herramienta fundamental no sólo para el trabajo, sino para las relaciones personales, ha provocado que ese interés por la presunta repercusión negativa que se ha achacado a los sistemas (radiofrecuencia) de los que se sirven, haya crecido de manera notable. Lo curioso del asunto es que, a pesar del temor por un hipotético riesgo para la salud, el número de móviles no ha dejado de crecer. 

Uno de los males que más han dado de que hablar en relación con el teléfono inteligente, es si existe una relación directa entre su utilización y la incidencia de determinados tipos de cáncer, en especial el de cerebro. Ahora, un estudio del Instituto Nacional del Cáncer dependiente del Gobierno de EEUU parece que arroja luz sobre el asunto. 

Radiofrecuencia

Este informe resume su análisis en una serie de preguntas y sus respuestas. De este modo, indica que "la energía de radiofrecuencia, al contrario de la radiación ionizante, no causa daño al ADN que pueda conducir al cáncer -tampoco en estudios con animales-. El único efecto biológico que se observa con constancia en humanos es el calentamiento de tejido".

Se da la circunstancia de que un organismo dependiente de la OMS, la International Agency for Research on Cancer (IARC), elaboró un trabajo con expertos que revisaron toda la evidencia disponible sobre la utilización de móviles. Una de sus conclusiones fue la consideración de los smartphones como un "posible carcinógeno para humanos". Ahora el Instituto Nacional del Cáncer asegura que dicha conclusión se basaba "en limitada evidencia de estudios en humanos, estudios de energía de radiofrecuencia y cáncer en roedores e inconsistente evidencia de estudios mecanísticos".

El completo informe del organismo público estadounidense, cuya lectura completa recomendamos y a la que se puede acceder desde aquí, también llega a esa conclusión tras estudiar los estudios realizados tanto en EEUU, como en Europa, señalando que la evidencia científica de una posible relación entre uso de móvil y determinados tipos de cáncer no es suficiente.

Difíciles conclusiones

No obstante lo anterior, algo que también resalta el Instituto Nacional del Cáncer es que en muchos supuestos es muy complicado extraer datos válidos de la comparativa entre diferentes estudios debido a factores como el sesgo de participación o la tecnología y métodos de uso en cambio constante.  

En general, y a pesar de estos aspectos, indica el Instituto Nacional del Cáncer de EEUU que "los índices de incidencia y de mortalidad por cáncer de cerebro han cambiado poco en la década pasada", algo importante si se tiene en cuenta que es la correspondiente al inicio de la generalización del uso del teléfono móvil. A esto hay que añadir que el "riesgo de padecer cáncer de cerebro aumenta con la edad. En USA, de 2008 a 2012, hubo menos de 5 casos de cáncer de cerebro por cada 100 000 personas menores de 65 años de edad, en comparación con casi 19 casos por cada 100 000 personas de 65 años de edad o mayores".

La controversia alrededor de la posible relación de esta enfermedad y el smartphone no se resuelve con este análisis, ni mucho menos. Sin embargo, otro estudio puesto en marcha en 2010 en Europa bajo el nombre de Cosmos en el que participan, por ahora, casi 300.000 personas, sí podría arrojar algo más de luz, puesto que está previsto que se prolongue durante 20 o 30 años.