Hace unos años, con el inicio del nuevo milenio y en medio del ‘milagro’ económico español, en algunas regiones se detectó un aumento importante del abandono escolar. El motivo se encontraba en que, frente a los estudios, la construcción –verdadera artífice del ‘milagro’- ofrecía trabajo al instante y salarios más altos de lo que podría cobrar un recién licenciado.

“Es la cultura del dinero fácil, y no solo entre los chavales que abandonan los estudios, sino en el conjunto de la sociedad”, asegura Ramón Alós, profesor e investigador del Centro de Estudios Sociológicos sobre la Vida Cotidiana y el Trabajo (QUIT) y del Instituto de Estudios del Trabajo, de la Universidad Autónoma de Barcelona. Es el autor del estudio ‘El empleo en España: lejos aún de la economía del conocimiento’ publicado por el Observatorio Social de “la Caixa”.

La cultura del “dinero fácil” se prolongó hasta que en 2008, a la crisis financiera global, aquí se añadió el estallido de la burbuja inmobiliaria, un fenómeno cuyas consecuencias todavía se arrastran.

¿Ideología detrás de la crisis?

En ámbitos políticos, educativos y sociales se ha hablado de la parte ideológica de la la crisis reflejada en los recortes que se aplicaron en diferentes materias. Alós analiza en este trabajo la repercusión de aquella situación. Indica a ELPLURAL.COM tras asegurar que “yo creo que sí, que hay ideología detrás”, que el dinero fácil siempre “está relacionado con un futuro más incierto, y aquí ha calado esto”.

El análisis que realiza es demoledor, aunque aclara que simplemente “lo que hago es describir la realidad”. ·El principal problema es que “el país ha tenido y tiene un desarrollo y una estructura económica y empresarial que contribuyó bastante a la creación de la burbuja y a la crisis de 2008”.

Seguro que muchos recuerdan el mantra repetido por economistas y ‘expertos en crisis’ de la necesidad de cambiar el modelo productivo español. “Se dice – recuerda- que una crisis tiene sus males, pero también es una oportunidad. Lo que ocurre es que aquí no se aprovecharon las oportunidades para reorientar la economía”.

En efecto. Las decisiones que se adoptaron siguieron el camino contrario con “recortes en aspectos clave como la educación, en investigación y desarrollo o en las propias universidades”, medidas que, a su juicio, “afectaron seriamente al país”.

Y tanto que fue así. En este trabajo del Observatorio Social de “la Caixa” se ponen sobre la mesa cómo se han ido desarrollando los acontecimientos tras ir superando la zozobra económica y con crecimiento en los últimos tres años. Los datos, de nuevo, invitan poco al optimismo. En este período, después del paro desbocado, tal y como concluye el autor, se empezó a generar empleo aunque de manera insuficiente, de baja calidad y escaso valor añadido.

Debido a esto, en 2016 “la tasa del riesgo de pobreza entre las personas con empleo en España subió del 11,7% al 14,1%” en solo tres años.

Para Ramón Alós todo es consecuencia clara de la crisis. La transformación, los cambios en el modelo productivo no fueron todo lo profundos que la situación requería, y “este es un aspecto clave”.

De la construcción a la hostelería

Es verdad que “la construcción no tiene el peso que entonces tenía”. El problema es que, a diferencia de lo que se demandaba, “se ha sustituido en parte por los sectores de restauración, hostelería…, y dentro de la industria, por ejemplo, la que ha tenido un desarrollo más importante ha sido la de la alimentación, muy vinculada a la restauración”.

Al final se cae en una especie de círculo que, a su vez, conduce a un “crecimiento peligroso”. Las características habituales de este tipo de actividad conducen, de nuevo, a que “los empleos que más crecen sean pocos cualificados, es decir, no se está potenciando tampoco un sector de restauración de calidad”. En definitiva es el caldo de cultivo perfecto para la precariedad.

A día de hoy, tal y como manifiesta el autor, el grueso del tejido económico en España “se sustenta en empleos de escaso valor añadido y escasa inversión en innovación, de pocos requerimientos profesionales”, así como de baja calidad en cuanto a la ocupación.

De un tiempo a esta parte parecen darse pasos reales en la búsqueda de un cambio de modelo. Un ejemplo es el impulso de las llamadas disciplinas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), a pesar de que quede la duda de si solo es marketing. Para el también profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona no se está propiciando dicha transformación porque “la universidad, precisamente, ha estado y está muy abandonada, con recortes muy importantes. Las ayudas a la investigación se han reducido de manera notable”.

Sin inversión es imposible un cambio, no solo en cuanto a las materias STEM, sino para impulsar al conocimiento en general. “Dedicar recursos a la STEM entra en las políticas de la Unión Europea, pero aquí poco se hace”.

La Florida europea

El panorama no es nada halagüeño. Ramón Alós aboga por “un esfuerzo de todos los interlocutores, instituciones publicas y privadas, empresarios, universidades, sindicatos para plantear unos objetivos” y trabajar en su consecución. En su opinión, el mero hecho de que organismos o entidades tan dispares se reúnan para tratar aunar esfuerzos “también es generar cultura, apostar por cambiar las cosas, hacia más I+D”.

No obstante, reconoce que no es algo sencillo porque, además, “la situación del país es compleja e incierta, y esto no ayuda”.

Jugar a ser adivinos pensando en el futuro tampoco es fácil, porque es imposible saber qué ocurrirá en el futuro. El autor de este trabajo insiste en ello al señalar que “tampoco sabemos por dónde puede ir en España”.

Sin duda alguna, una de las posibilidades “es profundizar en el modelo actual, es decir, que España sea para Europa lo que es Florida para EEUU”. Esto significaría que el resto de europeos hallasen aquí sus espacios de ocio, de diversión, pero dejando a un lado un modelo productivo basado en I+D+i. Para Alós, este es un “futuro poco agradable que hay que combatir y revertir”.