Hace una semana, un informe de la OCDE encendía todas las alarmas. El estudio, titulado ‘How’s Life in the Digital Age? Opportunities and Risks of the Digital Transformation for People’s Well-being’, cuya traducción sería ‘¿Cómo es la vida en la era digital? Oportunidades y riesgos de la transformación digital para el bienestar de las personas’, presentaba como principal conclusión que en España, la automatización o ese manido concepto de la transformación digital podría conllevar la pérdida de la mita de los puestos de trabajo que existen en la actualidad.

Aunque muchos estén dispuestos a auto convencerse mediante la egoísta y muy utilizada expresión de ‘esto no va conmigo porque yo ya no estaré aquí’, deberían tener en cuenta que todas las previsiones que tienen que ver con las nuevas tecnologías, suelen hacerse realidad mucho antes. Y sobre la incidencia que estas tendrán en el empleo, ya se han hecho unos cuantos cálculos.

Pero ¿es real el vaticinio de la OCDE o es demasiado catastrofista? Si lo tomamos como titular de una información, tal vez cumpla esos criterios del clickbait, es decir, en una especie de cebo perfecto en el que pican miles de lectores.

El cebo perfecto

La afirmación de la OCDE tiene, en cierta medida, algo de clickbait porque, en primer lugar y según explica muy bien Statista a través de una infografía, España no sale muy bien parada de los datos que ofrece la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.

Según esas cifras, en nuestro país se pueden perder el 52% de los empleos actuales. No obstante, el porcentaje hay que disgregarlo en dos. Por una parte, los trabajos que presentan un “riesgo significativo” de pérdida, que alcanzan el 30% del total y, por otra, lo de “alto riesgo” de que se eliminen, que se queda en el 22%.

Cuadro de Statista con los datos de la OCDE sobre posible pérdida de empleos por la transformación digital (Infografía: Statista).

Siendo la cantidad más que considerable, no se sale del guión marcado por otros análisis sobre esta materia, y que a lo largo, principalmente, de los tres últimos años han ido arrojando luz acerca de esto.

Una de las características que deriva del fenómeno de la automatización o transformación digital es que de la misma también nacerán nuevos empleos, acerca de los cuales, aunque existe unanimidad a la hora de hacer la afirmación, no la hay para cuantificar el número de puestos de nueva creación.

Alemania, peor que España

Son las consecuencias de la cuarta revolución industrial, cuyos planteamientos no difieren –salvo por el paso propio de los siglos- de otras anteriores en las que también se habló de pérdida de muchos empleos (y así fue), pero que llegaron acompañadas de otros que eran desconocidos hasta ese momento.

Este es uno de los criterios a los que se agarran los menos catastrofistas, es decir, que muchos de los nuevos trabajos todavía hoy no se sabe que existirán.

Aunque el realismo debe estar presente, la no unanimidad por parte de los expertos en cuanto al número de empleos que se perderán debe conducir a posiciones menos negativas, sobre todo para empezar a estudiar alternativas válidas.

Sin duda alguna, los intereses de determinados sectores de la economía están detrás de muchos estudios. Como España no sale bien parada de, en este caso, del informe de la OCDE, podemos utilizar el argumento de que Alemania lo tiene peor y si la locomotora europea no se adapta a las nuevas tecnologías, qué va a hacer el resto de países de la UE.

Ya se sabe que el que no se consuela es porque no quiere, pero cuidado con el dato que este mismo estudio pero datado en 2015 atribuía a España en lo que a pérdida de puestos de trabajo. Hace cuatro años situaba el porcentaje en el 12% de puestos en los que las personas iban a ser sustituidas por la automatización ¿es exagerado el incremento que señala la OCDE? Aunque depende del cristal con el que se mire, es algo que no puede ser obviado.